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viernes, 24 de abril de 2015

CAPITULO 29 (Playas Villamil- Guayaquil)


Al día siguiente nos levantamos y nos fuimos a disfrutar del mar y del sol que el día estaba increíble, nos quedamos hasta la tardecita quedando bastante quemados por el sol.
Al volver a lo de Víctor nos encontramos con la sorpresa de que había llegado Bigote, él es un motociclista argentino el cual vive en Mar del Plata a tan solo 200 km de nuestra casa, ha recibido muchísimos viajeros en su casa, hablamos hace un montón por Facebook y lo venimos a conocer personalmente en Ecuador, cuantas cosas lindas tienen estos viajes. Así fue que con bigote nos quedamos charlando desde que llegó hasta que nos fuimos a dormir.

Con Victor y Bigote

Recuerdo que esa noche nos comieron los mosquitos a nosotros y a Bigote también, pero igualmente se pudo dormir. Al día siguiente nos vino a buscar Ramón a la casa de Víctor y nos llevó a un lugar llamado El Morro donde por 5 dólares por persona nos llevaron a una excursión para avistar delfines.
La embarcación se trasladaba por manglares, estos son las plantas que crecen en los lugares donde se encuentra el mar con el rio. Anduvimos poco más de media hora para llegar al lugar donde generalmente se ven lo delfines. Nosotros con toda la expectativa del mundo y a la vez un poco de incertidumbre ya que nunca habíamos visto delfines y teníamos miedo de que no tuviésemos tanta suerte. Al final fue todo lo contrario y pudimos ver un montón de delfines, sacarles fotos y también hacer videos, realmente estuvo muy bueno.
Al volver de la excursión fuimos a almorzar todos juntos y pasear un poquito más. Ya de regreso a la casa de Víctor, Ramón se fue a su trabajo y con Bigote nos fuimos los 3 a la playa, ahí pudimos disfrutar de las últimas horas del día, nos metimos al mar y lo metimos a Bigote, que es de una ciudad costera pero hace como 7 años que no se metía al agua.

La falconeta, con la moto de Ramon y la Bigotina.



Ya después de un buen rato de playa, nos volvimos a la casa ya que con Pau teníamos planeado salir de tardecita a Guayaquil. Entre que nos bañamos y armamos la moto se nos hizo de noche pero de todas maneras salimos ya que las rutas en Ecuador están en excelente estado y a Guayaquil eran menos de 100 km.
Ya habíamos hablado con Gabriel que nos esperaba en nuestro destino, nos despedimos de Víctor, de su familia y también de Bigote y salimos a rutear, la temperatura de esa noche estaba espectacular, hasta llovió y disfrutamos del agua, la ruta casi toda recta y muy bien señalizada.
En poco más de una hora estábamos llegando a Guayaquil, lo llamamos a Gabriel y nos explicó por teléfono como llegar a su casa, lo que no sabía Gabriel es que nosotros somos de pueblo y andamos sin GPS en este momento, se imaginarán que nos perdimos, las ciudades a nosotros no nos gustan mucho y nos complican un poco, semáforos, puentes, salidas de autopistas, entradas y demás, te pasaste 100 mts y para volver tenés que perder 20 minutos. De esta manera andábamos en Guayaquil medio perdidos pero conociendo la ciudad se veía tranquila. Entre idas y venidas, mas nuevas a llamadas a Gabriel, conocimos de casualidad a un hombre que se acercó a nosotros, este hombre llamado Fernando venia en su auto junto a su señora y su hijo y nos vio en una zona “no turística” digamos, por lo que se dio cuenta que andábamos perdidos, él es motociclista también, así que muy amablemente nos ofreció llevarnos a donde teníamos que ir y también nos pasó su número de teléfono para vernos al día siguiente.
Ya despidiéndonos de Fernando y estando en la puerta de la casa de Gabriel, le avisamos, entramos la moto y salimos en el auto junto a él y Margarita (su esposa) a cenar algo.
Ellos decidieron llevarnos a un lugar donde se come comida Argentina, querían que nosotros les confirmáramos si de verdad eran comidas de allá o no. La cuestión que llegamos a un restaurante pequeño decorado a lo argentino, con cuadros de Molina Campos, algo muy típico en nuestro país.
La cuestión es que yo estaba muy entretenido mirando la decoración de “la Gauchita” (así se llamaba el lugar) cuando de repente miro hacia el mostrador veo una cara conocida, tarde unos segundos en darme cuenta quien era esta persona. Resulta que era Octavio, un chico de Henderson, Argentina al cual habíamos conocido en nuestro primer viaje largo en moto por nuestro país en 2013.
Bueno ahí mismo nos pusimos a charlar, y también nos sentamos a comer con Gabriel y Margarita, nosotros nos tentamos con un choripán que habíamos visto así que pedimos eso, los chicos se pidieron empanadas, todo exactamente igual a como lo comemos en casa. Después hablando con la gente de la gauchita supimos que ellos hacen los chorizos, la masa de las empanadas y la pizza y también fabrican el queso, increíble producción tienen.

Con Gabriel y Margarita

Con Octavio en La Gauchita

Después de comer nos fuimos a dormir a casa de Gabriel quien tenía preparado un cuarto para nosotros. Al día siguiente lo acompañamos a Gabriel hasta donde iba a trabajar y nosotros nos fuimos a caminar por el malecón (costanera) medio agobiados por el calor, pero disfrutando del orden que tiene la ciudad, no es Suiza, pero se ve realmente bien. Además de ir costeando el rio nos fuimos a conocer el famoso Parque de Las Iguanas en pleno centro de la ciudad, algo muy loco para nuestros ojos que no podían creer como esa decena o centena de iguanas estaban tan tranquilas en medio de la plaza, después entendimos que le dan de comer todo el día y demás, pero igualmente es increíble. Allí estuvimos como una hora maravillados con estos animales, todos de distintos tamaños y distintos colores y tonos desde verdes a marrones.





Más tarde nos encontramos nuevamente con Gabriel y nos fuimos a visitarlo a Freddy, el mecánico que habíamos conocido la vez anterior que pasamos por Guayaquil. Él nos había ofrecido un filtro de aceite para la moto, y como estábamos justamente por cambiarlo nos venía muy bien. Llegamos al taller y en seguida nos regaló no uno sino dos filtros de aceite para nuestra moto, ya estábamos re felices con este gesto por lo que le dijimos que nos vendiese 2 litros de aceite para el cambio y cuando  vio que necesitábamos aceite mineral (el más barato) también nos regaló esos 2 lts, ya no lo podíamos creer. Entonces ahí mismo me puse a cambiar el aceite y el filtro cuando de repente sonó nuestro celular, era Fernando, la persona que habíamos conocido el día anterior al llegar a la ciudad. Él nos preguntaba dónde estábamos para pasarnos a buscar, le pasamos la dirección y cuando ya estábamos terminando de cambiar el aceite apareció un chico, él era el hijo de Fernando y estaba ahí para llevarnos al negocio de su padre.
Al llegar vimos que este negocio era un lubricentro o “lubricadora” como dicen acá, allí Fernando en seguida nos recibió de la mejor manera y les pidió a sus empleados si no nos lavaban la moto.
Ahí mismo se pusieron a hacerle una limpieza como pocas veces le habían hecho, le hicieron un trabajo con diésel dejando el motor como nuevo y también limpiaron la cadena con pincel, un lujo, la moto quedo como si fuese nueva. Y Fernando, no conforme con esto se apareció con una bolsa con 3 Lts. del mejor aceite y también un lubricante de cadenas.
Se imaginaran nuestras caras, no podíamos creer como en este día sin pensar en nada habían aparecido todo estos regalitos. Ya con la moto limpia, Fernando se puso a cerrar su negocio y nos invitó a cenar junto a su familia y empleados de la lubricadora. Nos llevaron a un lugar muy típico donde se come pescado frito con camarones rebosados, ahí nos divertimos un buen rato, también llegaron algunos compañeros motociclistas amigos de Fernando.




Ya después de la cena nos fuimos a rodar un rato y a conocer un poco la ciudad de noche. Más tarde terminamos tomando un café colombiano en Juan Valdez, y después nos acompañaron a la casa de Gabriel para que vayamos a dormir.
Al otro día lo acompañé a Gabriel a esperar a un español que estaba llegando de Perú, se trataba de Fabián, a bordo de una BMW GS 800 que se trajo desde Cáceres, España. Él ya fue hasta Ushuaia y ahora está subiendo con la meta de llegar a Alaska este mismo año.
Él llegó con un problema en su moto por lo que lo acompañamos a un taller de BMW, allí tuvo que dejar su moto en reparación.
Nosotros con Pau habíamos decidido ese día mudarnos a casa de Fony y Gina, una pareja de motociclistas que habíamos conocido personalmente en Santo Domingo y que ya nos habían ofrecido más de una vez que vayamos a su casa, ya que la casa de ellos es una de las Motoposadas de Motoviajeros SOS.

Con Gabriel y Fabian de España

Así fue que lo llamamos a Fony y coordinamos para que nos vaya a buscar más tarde a La Gauchita, el lugar de la comida Argentina. A Gabriel le explicamos que nos íbamos para que el este un poco más tranquilo y nosotros también, ya que Gabriel vive en una casa la cual tiene bastante seguridad, rejas, llaves, alarma, esas cosas que se usan en la ciudad y no nos gustan tanto, que a su vez hacían que si Gabriel salía, nosotros, o salíamos con el hasta que volviese o quedábamos encerrados en la casa hasta que volviese. Así fue que nos pusimos a armar la moto y a eso de las 7 de la tarde nos despedimos de Gabriel y Margarita y nos fuimos para la Gauchita con la idea de probar aunque sea una empanada.
Llegamos a la gauchita y nos pusimos a hablar con Octavio quien nos presentó a Miguel, el dueño del lugar, el cual también es argentino y no solamente argentino sino que es argentino buena onda jajaja.
Con el estuvimos un rato hablando de motos, de nuestros viajes y también de sus viajes ya que él es un trotamundos como nosotros que ahora se encuentra viviendo en Guayaquil ya que cuenta con esta cadena de restaurantes.
Después de charlar un buen rato  nos decidimos a pedir las empanadas que tanto deseábamos, una de carne y otra de jamón y queso (son bien grandes), ahí mismo Miguel nos ofreció un vaso de vino que no pudimos despreciar. Estaban exquisitas las empanadas, ya después de devorarlas llegó Fony a buscarnos, fuimos a querer pagarle a Miguel pero no nos aceptó nuestro dinero.
También Miguel nos invitó a que vayamos al día siguiente a su casa a comer un asado bien al estilo argentino.
Así llegamos más tarde a casa de Fony donde conocimos a sus hijos Rodrigo, Adrián y Mariana, ellos entre los 9 y los 13 años. Esa noche estuvimos haciéndole compañía a Fony y Gina que estaban instalando en unas motos algunos de los accesorios que venden (Fonyparts en Facebook) y más tarde cenamos todos juntos acompañando la comida con un vaso de Fernet Branca que no veíamos desde Bolivia, los argentinos me entenderán más que ninguno, ya que esta bebida es algo típico de Argentina la cual a medida que nos vamos alejando cuesta más (acá en Ecuador solo 40 dólares). Después de 2 vasos de fernet y muchas charlas nos fuimos a dormir.

Con Fony, Gin a y nuestro querido FERNET


Al día siguiente, según lo planeado salimos hacia la casa Miguel donde ya Octavio tenia prendido el fuego desde temprano y un costillar de cerdo en la parrilla, ahí estuvimos junto a Miguel su esposa Pilar, la hermana y el hijo Bruno (o pisculichi como le diría Octavio). Nos divertimos mucho y para nuestra suerte (demasiada últimamente) tomamos fernet hasta que estuvo el asado.


Ya más tarde nos volvimos a casa de Fony porque esa noche iríamos a la reunión del Club Iron Horse del cual Fony y Gina son integrantes.
En la reunión nos reímos muchísimo filmando un video para otro club Iron Horse pero de Perú y luego nos fuimos a cenar todos juntos, esa noche también la suerte nos acompañó ya que muchos de los miembros del club decidieron darnos una mano con la compra de nuestros parches y calcos por lo que estaremos eternamente agradecidos.

En esta ciudad nos quedamos varios días en la casa de Fony, algunos días paseamos y otros nos quedamos en la casa mirando películas con Rodri, Adrián y Mariana, o jugando a la Play Station o lo que sea, la cuestión es que la pasamos muy bien, estuvimos cómodos y descansamos un montón.
Un día nos fuimos a conocer el Parque Histórico de Guayaquil, este muestra un poco de flora y fauna típicas de la región antes de que la sociedad arrasara con todo y también hay construcciones muy antiguas que fueron trasladas a este lugar y restauradas tal cual a como estaban.
Muy lindo este lugar ya que se pueden ver muchos animales y muchos de estos están sueltos, también está muy cuidado, y en estas construcciones que están restauradas en TODAS se puede entrar a recorrerlas, y para más sorpresa nuestra todo esto fue con un costo de 0 centavos, si GRATIS. Y es realmente entendible ya que lo que quiere este país es mostrar al mundo sus parques su historia, por eso el turismo aquí está muy bien manejado, lo que tiene q ser gratis es gratis y después el turista gasta su dinero en el país en hotelería, gastronomía y demás cosas que si generan dinero, no como en otros países que te cobran hasta para ir al baño pero no te brindan nada turísticamente y hablo de algo pensado para que el turista disfrute y este cuidado, ya que gracias a dios naturaleza tenemos en todos lados.





Con Fony y Gina paseamos mucho, fuimos a ver las Aguas danzantes, parques y también nos llevaron a cenar varias veces.
tambien una noche nos pusimos a amasar unas pizzas Argentinas en casa de Fony, salieron muy buenas...

Amasando con Mariana.


Una Calabresa.

Jamon y Morrones, Calabresa y Napolitana.

Un domingo nos volvimos a ir a la casa Miguel a comer bien a lo argentino, esta vez fueron tallarines caseros, Miguel empezó a hacer la masa y nos entusiasmamos ayudándolo, la verdad es que salieron muy buenos, Miguel, además de hacer una muy buena masa, se mandó un tuco (salsa) con estofado (carne) como para 20 personas y éramos solo 7. Después de almorzar seguimos con las costumbres Argentinas y miramos carrera de Fórmula 1, y varios partidos del torneo argentino.

Miguel y Octavio



Aca con Miguel y Pilar

Una de las últimas noches nos enteramos que en Guayaquil jugaba Estudiantes de La Plata, equipo del cual Pau es hincha contra Barcelona de Guayaquil, equipo del cual Fony y Gina son fanáticos.
Así que sin pensarlo nos pusimos a averiguar el horario y nos fuimos al estadio junto a Fony, Gina y Mariana. Este el segundo estadio que vamos en nuestro viaje ya que en Bolivia también habíamos ido, pero en este caso fue más lindo ya que hinchábamos por un equipo argentino y en el caso de Pau más porque era su equipo.
Ahí también nos acompañó la suerte ya que Estudiantes jugó un buen partido y ganó 2 a 0.



Al día siguiente ya Miércoles 22 de Abril decidimos que continuaríamos viaje, estábamos esperando unas banderas bordadas que habíamos encargado y que supuestamente iban a  estar para el mediodía, cuando fuimos a retirarla no estaban ni siquiera empezadas, entonces le dijimos que teníamos que viajar ese mismo día por lo que se comprometieron a terminarlas para las 7 de la tarde. Por el horario no teníamos problema ya que solo íbamos a hacer 150 km hasta Salinas y como dije anteriormente aquí las rutas son todas de 4 carriles y bien señalizadas.
Al final los parches estuvieron listos para las 21:00 hs, y recién después de tenerlos comimos algo en lo de Gina y nos preparamos para salir, atamos todo en la moto y 2 miembros de los Iron Horse nos acompañaron hasta la salida de la ciudad, cuando nos despedimos miramos la hora y ya eran más de las 11 de la noche.

Ruteamos bien tranquilos disfrutando de la temperatura agradable que  nos había tocado en la noche y hasta nos hicimos una parada a tomar mates a mitad de camino, esto es algo que nos encanta hacer pero hace rato que no conseguíamos Yerba Mate, pero en Guayaquil si habíamos conseguido (compramos un kilo y medio). A la 1 de la mañana ya nos encontramos en la entrada de Santa Elena, antes de llegar a Salinas con los chicos de Iron Horse Santa Elena, ellos nos esperaron todos en la ruta y nos acompañaron hasta la casa de Paul (Munrra) donde nos íbamos a quedar a dormir!

Pau con sus trofeos de este viaje, ya sexto pais contando Argentina.

jueves, 23 de abril de 2015

CAPITULO 28 (Santo Domingo - Playas Villamil)

Entre amigos y trabajo llegó el lunes 30 de Marzo, día en que armamos la moto y salimos rumbo a la costa. Tomamos ruta hacia Esmeraldas, una de las playas más al norte de este país, allí llegamos en menos de 2 hs y como mucho no nos gustó el lugar continuamos unos km, en donde fuimos pasando por varios pueblos costeros, algunos más lindos que otros, pero el que más nos gustó en esta primera impresión de lo que eran las costas fue un pueblo llamado Sua, un lugar súper tranquilo y muy poco poblado, como sabrán eso es lo que más nos gusta, la tranquilidad que siempre a su vez, da seguridad.
Ahí en Sua nos quedamos apreciando sus playas y decidimos comernos un “bolón” , esto se trata de verde frito con queso, cuando digo verde me refiero a una banana que se usa para las comidas y se puede comer tanto verde como madura, hay millones de recetas con esta fruta (o verdura) jaja.
Después de almorzar algo continuamos a un ritmo bien tranquilo, en cada pueblo que veíamos entrabamos a conocerlo así nos tuviésemos que desviar del camino, así fue que llegamos a Pedernales en la tardecita a pesar de que eran pocos km.





Al llegar a Pedernales fuimos al hotel Bocana, en donde anteriormente ya habíamos hablado con Patricio, su dueño quien estaba interesado en darnos una mano con hospedaje. Esta conversación la habíamos tenido hace bastante tiempo por lo que Patricio no se acordaba de nosotros, pero de todas maneras nos brindó un lugar en su hotel ya que en este momento el está metido en el grupo de Motoviajeros S.O.S de Ecuador, quienes brindan posada a los motoviajeros. Así fue que bajamos algunas cosas muy necesarias y dejamos la moto casi lista para continuar al otro día.
Como ya era de tardecita, salimos a caminar un rato y lo primero que hicimos fue irnos hasta la orilla del mar a tocar el agua, ya durante día estando con los trajes de motos no habíamos tenido contacto con ella. Que linda estaba! Una temperatura muy cálida, no voy a decir caliente pero si muy agradable, hasta nos dieron ganas de meternos. Como era de noche y nos sabíamos si habría piedras o que mejor decidimos solo quedarnos en la orilla.
Más tarde seguimos caminando por la costanera de este pueblo y nos comimos algo barato por ahí, como estábamos cansados nos volvimos al hotel a dormir para continuar al día siguiente nuestro viaje.


Al día siguiente como lo habíamos planeado continuamos viaje. Antes de salir conocimos a Remi, él es hijo de una señora llamada María a quien tuvimos la oportunidad de conocer en Argentina hace más de un año atrás. Remi vive en Pedernales y  su madre en Manta a unos 200 km, como nosotros habíamos estado hablando con María, Remi sabía que estábamos en su pueblo y vino a visitarnos al hotel Bocana, también nos invitó a la noche a ir a tomar algo pero como teníamos pensado continuar no pudimos aceptar este ofrecimiento, de todas maneras quedamos muy contentos de haber conocido a Remi a quien seguramente volveremos a ver en otra oportunidad.
Ya después de conversar un buen rato nos subimos a la moto y salimos en dirección a Manta, pasamos por algunos pueblitos costeros hasta que llegamos a uno llamado Canoa, este fue el que más nos gustó en este trayecto ya que se veía muy tranquilo y sus costas verdaderamente lindas, así fue que entramos al pueblo y lo atravesamos todo, así llegamos a una playa donde casi no había gente. Tan tranquila estaba esta playa que la única pareja q estaba, ya unos señores cincuentones estaban casi en bolas, ella muy tranquila en topless así que nosotros nos contagiamos, no nos quedamos en bolas pero si nos sacamos todo el taje de moto (casco- pantalón- campera- botas) quedándonos bien frescos para meternos al mar. Allí nos quedamos un buen rato disfrutando del día, del agua y del sol.
Aunque nos costó bastante decidirnos a ponernos de vuelta los trajes, después de una hora continuamos viaje, a los poco km pasamos por un lugar muy lindo llamado Bahía de Caráquez, un lugar realmente llamativo y muy cuidado, una bahía bastante grande donde uno debe cruzar un puente bien largo.
No teníamos demasiado planeado a donde ir, solo habíamos hablado con María, la señora de Manta, como este era nuestro único contacto por la zona decidimos llegar a Manta. Así fue que en la tardecita estábamos entrando a la ciudad, llamamos a María y en un rato ya estábamos en su casa, ahí conocimos a su esposo. Ellos tienen un Garage, donde guardan colectivos y camiones y también hospedaje para sus choferes, por este motivo fue que tuvimos la suerte de dormir en una habitación para nosotros donde también pudimos ducharnos, no sabíamos que María tenia para darnos hospedaje por lo que estábamos muy sorprendidos.
Manta no tuvimos la oportunidad de conocer demasiado ya que solamente estuvimos esa noche, también debo decir que la idea es volver a pasar por lo que nos preocupamos demasiado.
Esa noche salimos a comer algo barato por ahí y también nos fuimos a comer unos heladitos ya que hacia bastante calor. Ya más tarde volvimos caminando a la casa donde dormimos hasta el día siguiente.




Cuando nos levantamos preparamos la moto (que casi no la habíamos desarmado) y salimos junto al esposo de María a unas pocas cuadras a conocer al resto de su familia, así fue que llegamos a una casita donde nos dieron un buen café con unos pancitos y luego nos sacamos unas cuantas fotos todos juntos. Ya el sol estaba golpeando muy fuerte, y solo eran las 10 de la mañana, pero igual decidimos continuar viaje. Como lo habíamos previsto, el calor nos estaba agobiando, la temperatura estaba muy alta y nosotros en cada pueblo que veíamos entrabamos a conocer, yendo a muy poca velocidad, con todo puesto, ya no aguantábamos más el calor, por eso fue que en un pueblo llamado San Lorenzo, a tan solo 50 km de Manta decidimos quedarnos y buscar lugar para armar nuestro campamento.
Tratando de ser precavidos hablamos con bastante gente del pueblo, todos coincidieron que podíamos acampar en la playa sin problema ya que el pueblo es bien chiquito y súper tranquilo.
Así que en pleno mediodía buscamos un almuerzo barato, el cual compartimos y luego si, a buscar una buena playa la cual sea lo bastante tranquila para acampar pero no tan lejos del pueblo.
Como estábamos a mediados de semana encontramos en plena playa un puesto de bebidas y comidas el cual estaba cerrado porque solo abre los fines de semana, este local tenía un buen techo donde pudimos entrar con la moto y armar la carpa a un costado, todo bajo techo protegiéndonos más que nada del sol.
Ya con la carpa armada, decidimos ir a apreciar el hermoso mar que habíamos visto desde el camino, ese mar color turquesa que tanto nos había llamado la atención y que ya lo teníamos ahí a unos metros, con solo tocar el agua ya estábamos maravillados, la temperatura de este realmente espectacular. Ahí nos quedamos nadando un buen rato y más tarde nos fuimos a caminar hasta llegar a unas piedras bien altas donde se formaban unas cuevas.
Luego de pasear bastante volvimos a la zona donde teníamos nuestro campamento, allí nos quedamos disfrutando del resto de la tarde en la playa y en el mar que a pesar de que las horas pasaban, la temperatura del agua seguía ideal.
Así fue llegando la tardecita y también nuestras ganas de comer, como ya estaba anocheciendo Paula se quedó cuidando las cosas y yo me fui al pueblo a comprar algo para comer, para nuestra suerte me topé con una Venezolana que cocinaba en su casa, esta era la única opción si queríamos comer algo que esté listo, sino había que comprar para cocinar y los precios de la tienda no eran los mejores, y a su vez, la venezolana nos cocinó a ambos por 3 dólares, así que ahí nomás cerramos trato y me lleve un buen pescado frito, con arroz y ensalada hasta la playa donde Pau me esperaba para cenar. Comimos dicho plato y a la carpa a dormir como bebes.






Al día siguiente nos despertamos bien temprano y para las 9 de la mañana ya teníamos todo atado en la moto para salir. Continuamos haciendo la Ruta del Sola, todo por la costa y como siempre visitando cada pueblo que veíamos, así llegamos a los Frailes, una playa totalmente virgen, una reserva natural donde todo está muy cuidado, hay guardaparques y también una entrada muy pintoresca, pero lo más sorprendente es que a pesar de estar tan bien mantenido no se paga ni un centavo de entrada.
Hacía un calor bárbaro, por lo que nos sacamos nuestros trajes de moto y nos fuimos a meter al mar, y disfrutar un rato de la playa. Nos quedamos tan solo una hora pero prometiéndonos a nosotros mismos volver pronto por ahí, ya que verdaderamente es hermosa esta playa. Como es una reserva solo se puede ir de 8 de la mañana a 4 de la tarde, por lo que a la vuelta seguramente nos hagamos un día completo aquí donde realmente ser respira tranquilidad.
Después de vestirnos nuevamente continuamos viaje, al llegar a Montañita entramos a buscar un hostel, a donde nos había mandado un amigo a buscar un libro que se había olvidado, retiramos ese libro y conocimos un poco este pueblo tan famoso en el ambiente turístico. Todo el mundo nos mandó a que conozcamos Montañita pero a nosotros la verdad que no nos gustó, es un pueblo orientado a la fiesta o a la rumba como dicen acá, a nosotros nos gusta esto, pero para catalogar a un lugar como lindo tiene que tener buena naturaleza y cosas que lo distingan por ser típicas, creemos que fiesta puede haber en cualquier pueblo, ya que cualquier pueblo armado y orientado a ese estilo se puede hacer en Montañita o en otro lugar como así también en otro país.
Ya con el libro de nuestro amigo en mano continuamos viaje y llegamos casi a Salinas, digo casi porque antes de llegar encontramos el Hotel Royal de Cameron en Punta Centinela, donde un amigo de mi hermano Julián nos había dejado unas cositas en sus vacaciones en Ecuador. Nosotros creíamos que nos llegaba la yerba mate que tanto deseábamos como así también alfajores pero no tuvimos esa suerte ya que en el avión no lo dejaron traer nada, solo llego algo de ropa que le habían mandado a Pau.
Después de retirar este pequeño paquete continuamos hacia Playas Villamil donde el Club Bikers Villamil nos estaba esperando, solo nos faltaban 100 km hasta ahí y llegamos en una horita. Entramos  a la ciudad y de repente apareció un motero llamado Pedro, de un club llamado Carreras Clandestinas quien muy amablemente se interesó en ayudarnos, como a nosotros ya nos estaban esperando nos llevó a lo de Ramón, ahí conocimos a los Bikers Villamil, Víctor es otro de ellos, con él había hablado más que con ninguno y no tuvo problemas en llevarnos a su casa, ya que habitualmente el recibe viajeros a su paso por su ciudad.

De esta manera nos fuimos a instalar para luego salir a comer algo y tomarnos unas cuantas cervecitas junto a todos los chicos del club, nos reímos muchísimo todos juntos y las horas fueron pasando sin darnos cuenta, también las botellas de cerveza, así fue que llegamos cansadísimos a las 3 de la mañana y nos fuimos a dormir, ya no dábamos más.