Cusco
nuevamente nos volvió a atrapar pero esta vez por suerte fueron solo unos días,
pero como siempre la pasamos muy bien ya que al haber tanto turismo conocíamos
gente buena onda onda todos los días.
Así llegó el
martes 27 de Enero, empezó el día bien temprano pero recién cerca del mediodía
estuvimos listos para salir, primero fuimos hasta lo de Jeremías, el Cordobés
que nos había hospedado ni bien llegamos a Cusco, el nos había prestado una
mochila bien grande para ir al Machu Picchu así que fuimos a devolvérsela y despedirnos.
Después de
saludar a Jere salimos rumbo a Abancay donde nos esperaba Carlos Bueno Quino,
hicimos un camino hermosísimo para llegar hasta allí, y el clima también estuvo
muy lindo, tardamos una 4 hs llegando a la tardecita, ya habíamos acordado
encontrarnos con Carlos a eso de las 6 así que fuimos al punto de encuentro a
conocerlo. Muy amable fue con nosotros este hombre ya que salió de su lugar de
trabajo para invitarnos a comer unos pollos a la brasa y luego como si fuese
poco, a pesar de que tenía compromisos, nos acompañó a buscar un hotel para
pasar la noche, nosotros no parábamos de preguntar cuanto salían los hoteles
allí pero él nos decía que no nos preocupemos, más tarde entendimos porque lo
decía, ya que nos sorprendió pagándonos nuestra estadía esa noche.
Con Pau no
lo podíamos creer, así que como Carlos estaría ocupado en la noche nos quedamos
encerrados en el hotel aprovechando a ducharnos y mirar un poco de tele que hacía
mucho que no veíamos, más tarde a dormir ya que al otro día seguiríamos viaje.
28 de enero:
nos levantamos bien temprano y salimos hacia Andahuaylas donde también nos
esperaban. Nuevamente el camino increíble, esta vez nos tocó un poco de lluvia
pero por suerte no fue tanta, después del mediodía ya estábamos llegando, otra
vez nos sentimos muy felices ya que nos recibieron Javier y Jorge, ellos muy
amablemente nos esperaron en la ruta con sus motos, tras charlar un ratito en
donde nos encontramos, nos invitaron a conocer la laguna de Pacucha, esta
laguna se encuentra entre las montañas y es muy vistosa, además de hacernos conocer este lugar nos invitaron a almorzar pescado frito pudiendo observar por
unas horas el paisaje que no dejaba de sorprendernos. La idea era acampar en la
laguna pero en esta época de lluvia es un poco complicado así que cuando
terminamos de almorzar y tras charlar un montón, decidimos ir junto a Javi y
Jorge al pueblo de Andahuaylas a buscar un hotel barato donde pasar esa noche.
Antes de ir
a buscar hotel nos llevaron a su tienda y taller de motos, donde venden motos
Pulsar. Allí nos dieron una mano muy grande vendiéndonos a precio de costo el
aceite para la Falcon, así que ahí mismo me puse a hacer el cambio de aceite
ayudado por Pau que siempre está dispuesta a dar una mano.
A una cuadra
del taller había un hotel súper barato, donde nos acomodamos los 2 en una cama
de plaza y media ya que solo debíamos pasar esa noche, dejamos todas nuestras
cosas en el hotel y la moto en el taller donde estuvimos toda la tarde
haciéndole compañía a los chicos. A la noche nos fuimos a caminar con Javi y más
tarde nos encontramos con Jorge quien nos regaló un chip para nuestro celular
con número de acá de Perú para estar mejor comunicados.
Llegó la
hora de la cena y nos invitaron a comer pollo, ahí conocimos a la mujer de
Jorge, muy felices de conocer a estas personas ya que estaban muy interesado en
nuestro viaje y desde el primer momento no dudaron en darnos una mano, y la
verdad que nos ayudaron un montón, con el aceite, las comidas y como si fuera
poco también nos compraron artesanías! Unos genios los chicos de Andahuaylas.
Después de
cenar nos despedimos de los chicos y nos fuimos a dormir al hotel.
29 de enero:
el taller abría a las 8 de la mañana así
que a nos levantamos temprano para poder ir a buscar la moto ni bien abrían,
llegamos atamos todas nuestras cosas y nos sacamos unas cuantas fotos en el
taller antes de partir.
Teníamos un camino bastante difícil por delante ya que teníamos ganas de llegar a Pisco pasando por Ayacucho, salimos a las 9 de la mañana de Andahuaylas ya con los trajes de lluvia puestos ya que debíamos subir a unas cuantas cumbres y en esta época llueve seguro. El pronóstico no nos falló viajando con lluvia, y niebla hasta Ayacucho, aquí llegamos al mediodía y paramos a comer un almuerzo, el cual compartimos con Pau y luego seguimos, como andamos sin GPS preguntamos a la gente de esta ciudad cuanto tardaríamos hasta Pisco y todos nos dijeron cosas muy diferentes, algunos decían que tardaríamos 3 horas y otros que llegaríamos recién a la medianoche, la verdad que la cosa andaba en el medio ya que son unas 5 hs de viaje, cuando terminamos de almorzar ya eran como las 3 de la tarde pero salimos igual, llegamos en un par de horas al Abra de Apacheta a unos 4700 m.s.n.m, realmente un frio terrible ahí arriba, nos tocó lluvia en toda la subida y arriba de todo tuvimos que transitar por la nieve y también por la ruta con una capa de hielo, se hizo bastante difícil y también muy lento ya que transitamos unos cuantos km con todos los recaudos del mundo a unos 20 km/h.
Después de tanto esfuerzo comenzó la bajada hacia Pisco, a medida que avanzábamos ya comenzamos a sentir olor a mar, no sé cómo explicarlo pero lo sentimos así, a eso de las 9 de la noche ya estábamos en esta ciudad costera, intentamos ir a ver el mar pero era tan de noche que no logramos visualizarlo así que nos fuimos a averiguar si podíamos acampar en la playa, como nos dijeron que Pisco está medio peligroso desertamos de la acampada y por primera vez en el viaje fuimos a pedir a los bomberos un lugar para dormir. Estos la verdad que fueron muy amables y hospitalarios con nosotros, nos recibieron muy bien y nos dieron un cuarto donde tirar nuestras bolsas de dormir.
Teníamos un camino bastante difícil por delante ya que teníamos ganas de llegar a Pisco pasando por Ayacucho, salimos a las 9 de la mañana de Andahuaylas ya con los trajes de lluvia puestos ya que debíamos subir a unas cuantas cumbres y en esta época llueve seguro. El pronóstico no nos falló viajando con lluvia, y niebla hasta Ayacucho, aquí llegamos al mediodía y paramos a comer un almuerzo, el cual compartimos con Pau y luego seguimos, como andamos sin GPS preguntamos a la gente de esta ciudad cuanto tardaríamos hasta Pisco y todos nos dijeron cosas muy diferentes, algunos decían que tardaríamos 3 horas y otros que llegaríamos recién a la medianoche, la verdad que la cosa andaba en el medio ya que son unas 5 hs de viaje, cuando terminamos de almorzar ya eran como las 3 de la tarde pero salimos igual, llegamos en un par de horas al Abra de Apacheta a unos 4700 m.s.n.m, realmente un frio terrible ahí arriba, nos tocó lluvia en toda la subida y arriba de todo tuvimos que transitar por la nieve y también por la ruta con una capa de hielo, se hizo bastante difícil y también muy lento ya que transitamos unos cuantos km con todos los recaudos del mundo a unos 20 km/h.
Después de tanto esfuerzo comenzó la bajada hacia Pisco, a medida que avanzábamos ya comenzamos a sentir olor a mar, no sé cómo explicarlo pero lo sentimos así, a eso de las 9 de la noche ya estábamos en esta ciudad costera, intentamos ir a ver el mar pero era tan de noche que no logramos visualizarlo así que nos fuimos a averiguar si podíamos acampar en la playa, como nos dijeron que Pisco está medio peligroso desertamos de la acampada y por primera vez en el viaje fuimos a pedir a los bomberos un lugar para dormir. Estos la verdad que fueron muy amables y hospitalarios con nosotros, nos recibieron muy bien y nos dieron un cuarto donde tirar nuestras bolsas de dormir.
Al otro día
nos levantamos temprano y fuimos a conocer la Reserva de Paracas, lugar donde
cobran 10 soles por persona, pero con la ayuda del Ministerio del Ambiente
conseguimos entrar gratis, este lugar son playas totalmente vírgenes con unos
acantilados impresionantes, aquí pasamos gran parte del día ya que encontramos
una playa desolada sonde nos sacamos toda la ropa de moto y nos metimos al
agua, la cual es de un color verde trasparente y la temperatura parecida a las
costas de Argentina por lo que disfrutamos muchísimo.
Más tarde
seguimos hacia Ica, habíamos hablado con Cesar el presidente del Club Dax Ica y
nos encontramos con ellos en la plaza y nos fuimos a dar unas vueltas,
conocimos el Oasis de Huacachina el cual no nos pareció demasiado deslumbrante
quizás a causa de lo espectacular de la Reserva de Paracas.
En el mismo
oasis mientras charlábamos con los chicos preguntándoles si podíamos acampar
allí, Daniel y Luis, dos integrantes del club nos ofrecieron lugar donde
quedarnos, finalmente nos quedamos en casa de Luis que vive con su abuela.
Mientras íbamos todos en caravana hacia lo de Luis, sonó nuestro celular así
que paramos la moto para atender esa llamada y al querer continuar nuestro
camino la moto no arrancaba por lo que hubo que empujarla. La preocupación
invadió nuestros cuerpos ya que teníamos que seguir viaje y sinceramente de la
parte eléctrica es lo que menos entiendo, medios preocupados llegamos a casa de
Luis, donde comimos unas hamburguesas junto a Luis y su abuela. Finalmente
conseguimos un cargador de batería así que dejamos la moto cargando y nos
fuimos a dormir más tranquilos.
Al día
siguiente había llegado la mama de Luis de Lima y nos despertaron con un
desayuno increíble, acá los desayunos parecen los almuerzos que estamos
acostumbrados en nuestro país. Después de desayunar, arrancamos la moto sin
problemas y acompañamos a Luis, su mama y su abuela a su chacra la cual tiene
muchas frutas, diversos tipos de uvas, mangos y tunas, allí comimos de todo y
pasamos el día junto a ellos.
Más tarde
salimos acompañados por Luis a encontrarnos nuevamente con el los chicos de las
Dax, mientras rodábamos por una avenida miro por el espejo y veo una moto bien
cargada, era Javier (Soplando al Norte) que estaba arribando a la ciudad, así
que se acopló a nosotros y salimos a rodar junto a los chicos por un camino de
tierra, esa tarde conocimos a Alfredo, de la ciudad de Pisco quien a nuestro
paso por su ciudad se encontraba en Lima y no habíamos podido conocerlo. Así
llegó la noche y fuimos a cenar todos juntos y luego nuevamente volvimos al
oasis para que Javier pueda conocerlo. Hablamos con Javier para seguir juntos
hacia Lima al día siguiente, él se fue a dormir a lo de Daniel y nosotros nos
volvimos a lo de Luis.
Nos
despertamos el domingo 1 de Febrero, y nos fuimos a encontrar con Javier para
partir, primero hicimos unos pocos km hasta Pisco donde Alfredo nos había
invitado a desayunar, luego el mismo Alfredo decidió acompañarnos, primero
fuimos hasta Chincha donde nos esperaba Hans, un mecánico de la zona quien iba
a revisar la moto para saber porque no había arrancado. Hans nos recibió de la
mejor manera y sobre todo nos despejó dudas sobre lo que le estaba pasando a la
falconeta, la batería ya había caducado y no almacenaba carga por lo que
deberíamos cambiarla, por suerte como la habíamos cargado por el momento no
teníamos problemas.
Así fue que
nos despedimos de Hans y continuamos viaje junto a Alfredo quien muy amablemente
decidió seguir acompañándonos por unos cuantos km, la ruta va toda por la costa
y nosotros estábamos desesperado por parar en alguna playa a meternos al mar,
así fuimos pasando por varias y parando en algunas pero la verdad no nos
metimos en ninguna, algunas las encontramos medio sucias, o con muchas piedras
en el agua y otras llenísimas de gente así que al llegar a Cerro Azul en Cañete
nos despedimos de Alfredo y continuamos junto a Javier hasta Lima. Como era
domingo el trafico estaba insoportable, ya que la gente de Lima y alrededores
se mueven a playas un poco lejanas para salir del loquero de su ciudad, así fue
que hicimos casi 100 km a paso de hombre o a veces, con suerte, pudiendo meter
la moto entre medio de los autos o por la banquina.
Llegamos a
Lima a la tardecita, estábamos medio perdidos ya que nuestro GPS no tenía
cargado los mapas de Perú, pero como siempre algo bueno sucede, recibimos un
llamado del Chino Torres con quien habíamos hablado por face y de casualidad
nos vio pasar en nuestras motos. Nos encontramos con él en una estación de
servicio y no guio para que lleguemos al Campo de Marte donde nos esperaba
Fernando Lucio Lozada Villanueva (un ciclista) y también Jorge Ulloa
(motociclista). Al encontrarnos con ellos nos sorprendimos por tan cálido
recibimiento, ellos estaban junto a José Bedoya, otro motociclista de Lima y
también unos viajeros colombianos John y su hermana. Nos sacamos unas cuantas
fotos, con banderas de los 3 países presentes y luego salimos en moto hacia el
cerro San Cristóbal, donde se puede ver toda la ciudad desde lo más alto.
Luego del
paseo fuimos a conocer a Daniel Solano (el Peruano Loko) un símbolo viajero en
este país ya que se recorrió todo Sudamérica en moto. Charlamos un rato y nos
fuimos a cenar todos juntos, y más tarde Jorge Ulloa se ofreció muy amablemente
a hospedarnos a nosotros y a Javier en su taller, a pesar de que también estaba
hospedando a los colombianos no tuvo problemas en recibirnos a nosotros
también! Como verán desde que salimos de Cusco el contacto con la gente fue lo más
lindo que nos regaló Perú además de sus hermosos paisajes y rutas.
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