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sábado, 24 de enero de 2015

CAPITULO 19 ( Copacabana - Cusco)

18 de Diciembre: Nos levantamos temprano, la felicidad de saber que conoceríamos un nuevo país hizo que nos levantáramos con muchas ganas, desayunamos en el hostel y bajamos a armar la moto, como la lluvia se hizo presente desde temprano salimos con los trajes de lluvia puestos.
En 10 minutos ya estábamos en la frontera con Perú, ya no teníamos un solo boliviano encima lo que nos complicó un poco las cosas ya que para salir de Bolivia nos pidieron fotocopias y no teníamos como pagarlas, explicamos en la frontera pero no hubo solución así que tuvimos que salir a pedir a alguien que nos regale estas fotocopias, para nuestra suerte un coreano no tuvo problema en ayudarnos, ya con fotocopias en mano y tras hacer unos trámites rápidos dejamos atrás el hermoso país de Bolivia el cual nos deslumbró durante casi 3 meses con su naturaleza y su gente, nos llevamos muchos amigos de acá por lo que dejamos la excusa perfecta para volver, gracias Bolivia por tanto.
Al llegar del lado peruano a hacer los tramites íbamos con mucha expectativa de como nos iba a ir, cuantos días nos darían para estar en Perú y todas las cosas que unos piensa al cruzar una frontera. Por suerte en esta frontera son bastante flexibles y sobre todo buena onda, les contamos de nuestro viaje y estamparon el sello en nuestro pasaporte con 90 días de permiso así que ya estábamos felices, solo quedaba hacer el trámite de la importación de la moto,  también en este lugar nos trataron muy bien al punto de terminar sacándonos fotos con los policías, dejándoles una calco nuestra pegada en su destacamento y por supuesto con la felicidad enorme de tener 90 días también para la moto.
Después de hacer todo esto comenzamos a transitar por suelo peruano, hacia muchísimo frio y para colmo más adelante comenzó a llover y bastante fuerte, salimos sin destino fijo y sin saber cuanto se tardaba aproximadamente en llegar a cada ciudad, así fuimos pasando por Puno primero, lugar que decidimos no quedarnos ya que no nos gustó mucho además de que ya hacia un par de días que veníamos disfrutando del lago Titicaca en Copacabana. Lugo llegamos a Juliaca una ciudad muy grande la cual se destaca por su caos vehicular, súper poblada de moto taxis con carrocerías con techos, muy peculiares estos transportes los cuales parecen hubieran salido de un hormiguero, así que sin dudarlo seguimos camino a Cusco, sabíamos que sería difícil llegar ya que ya estábamos pasando el mediodía.
Antes de continuar aprovechamos lo beneficioso de estas ciudades y nos comimos un almuerzo súper barato y rico, después si con la panza llena seguimos viaje.
Nuevamente la lluvia nos acompañaba y a medida que pasaban los km  íbamos subiendo cada vez más, a medida que avanzábamos los cerros nevados los teníamos cada vez más cerca haciéndose sentir el frio hasta los huesos, realmente lo estábamos sufriendo ya que llovía y hacia muchísimo frio y no encontrábamos un solo hueco donde parar a esperar o tomar algo calentito. Entre Juliaca y Cusco es todo naturaleza, solamente hay algunos poblados muy chicos en los cuales no hay mucho para ver ni hacer.
Cuando estábamos a unos 100 km de Cusco, pasamos por una tienda la cual tenía una cafetera arriba de la mesa, así que paramos y bajamos temblando de la moto entrando a esta tienda donde nos trataron como en casa, nos cobraron 2 cafés y casi le tomamos la cafetera entera. Ya un poco más recuperados del frio nos pusimos a hablar con el hombre del lugar, preguntándole cuanto tardaríamos en llegar a Cusco y si había lugares antes donde poder dormir. Ya se estaba haciendo la noche y el frio era cada vez más fuerte por lo que esta buen hombre nos ofreció quedarnos a dormir ahí en su tienda, nos dijo que no nos cobraría nada y que tenía para darnos un colchón y unas frazadas, nos pusimos muy felices por tanta bondad y aceptamos su invitación, lo ayudamos a bajar el colchón, armamos la cama y entramos la moto. Ya acomodados decidimos comprarle 2 platos de arroz con huevo los cuales salían solo 1 sol cada uno y estaban riquísimos, ni bien terminamos de comer, no serían ni las 8 de la noche, pero igualmente decidimos meternos en la cama a dormir calentitos, mejor no podría haber sido nuestro primer día en Perú.
19 de diciembre: empezamos a escuchar ruidos en la tienda a eso de las 5 am y como estábamos de invitados nos dio vergüenza quedarnos durmiendo así que nos levantamos con los primeros rayos del sol, había muchísima niebla y hacia mucho frio. Mientras, tomamos el café, acompañado de unas frutas que nos quedaban, luego armamos la moto y ayudamos a guardar las frazadas y el colchón, cuando miramos la hora ya eran casi las 7 así que decidimos salir a la ruta, estábamos cerca de Cusco así que fuimos bien despacio, sacando fotos y parando a tomar mates. Antes del mediodía ya habíamos llegado, si, estábamos en Cusco, ciudad que siempre creí lejísimos pero acá estábamos, y habíamos llegado sin problemas en 5 hermosos meses de viaje.
Atravesamos toda la ciudad en la moto siguiendo los carteles que te llevan al centro histórico, al llegar a la plaza de armas no podíamos creer la belleza de esta ciudad, no me gustan las iglesias pero debo reconocer que la construcción, independientemente de lo que piense, impacta.
Dimos un par de vueltas y nos fuimos a buscar la dirección de Jeremías, un argentino de la provincia de Córdoba que vive en Cusco, él nos estaba esperando, así que cuando llegamos a su casa lo llamamos y en unos minutos ya estaba ahí con nosotros.
La pasamos muy bien junto Jere quien nos abrió las puertas de su casa, la cual es un departamento muy pequeño, un monoambiente donde estaba su cama, la televisión, heladera y algún mueble. No quedaba mucho espacio, pero como dice el dicho y se notó, la casa era chica pero el corazón muy grande, así que ahí en el medio inflamos un colchón de Jere donde dormimos los dos.
En Cusco estuvimos mucho tiempo, al día siguiente de llegar nos fuimos caminando al centro, mientras paseábamos se nos ocurrió preguntar en un restaurante por trabajo, fue el primer lugar donde preguntamos y nos dijeron que si, nuestra función era la de llevar gente a comer, caminábamos por la plaza con tarjetas del restaurante o simplemente nos parábamos en la puerta del local ofreciendo la carta para que la lean.
Trabajando conocimos a una señora llamada Alice la cual tiene un hostel y nos dijo que vayamos por un precio muy bajo (8 soles), como estábamos trabajando creímos que esta era una buena opción para estar cerca del trabajo y no molestarlo a Jere en su casa así que le dijimos que al otro día iríamos a su hostel.
Nosotros estábamos contentos por el trabajo y por haber conseguido hostel pero al llegar a lo de Jere le contamos como era el trabajo y lo que nos pagaban y nos dijo que era muy poco el pago, así que al otro día fuimos a reducir la jornada laboral a la mitad y aumentar el pago en relación a las horas que trabajamos, aceptaron pagarnos un poco más e ir solo medio día pero no estaban muy convencidos, ya que al día siguiente nos dijeron que no vayamos más. Pero como siempre decimos, las cosas pasan por algo, charlando en la plaza con un argentino nos dijo que estaba vendiendo trufas y que le era más redituable que trabajar en un lugar con un jefe y demás.
Antes de saber que nos quedábamos sin trabajo nos fuimos al hostel de Alice (The Aquí´s House), al llegar, Pau se puso a contarle de nuestra página y Alice se puso muy contenta con esto, hasta quería pagarnos por publicidad, pero nosotros preferimos que no nos cobre nuestra estadía en lugar de estar cobrándole. De esta manera nos instalamos en el hostel, solo estábamos nosotros, una chica llamada Anca, de Rumania y Fredy de Lima. Cuando nos enteramos que no teníamos más trabajo, y ya con la idea de quedarnos en Cusco a pasar navidad y año nuevo, decidimos ponernos a hacer trufas, las cuales les poníamos galletitas de chocolate, dulce de leche, avena y cacao.. quedaron buenísimas y realmente se notó al venderlas ya que con caminar un par de horitas en la plaza sacábamos lo suficiente para pagar un hostel y comer, pero como no estábamos pagando hostel nos servía para juntar un poco de dinero.
De a poco el hostel se fue llenando de gente y sobre todo de argentinos, conocimos a Rodolfo, Fer, Adri, Vanina, Pepa, Bruno, unos chicos de Cordoba, otros de Brasil, a Maquita de Lima a Fredy que ya lo había nombrado quien estaba junto su novia Dione, a los uruguayos Flor y Kevin, a Francisco y Jeimy de Chile que viajan en bicicleta y seguramente me esté olvidando de alguno, la cuestión es que había mucha gente y ya éramos una familia, comiendo siempre juntos, festejando las fiestas juntos y también saliendo algunas noches a los bares.
Así fueron pasando los días y como nos daba un poco de vergüenza no estar pagando comenzamos a ayudar a Alice en su hostel el cual se le había llenado y la estaba sobrepasando, pero como a veces la gente no sabe aceptar un buen gesto prefiere abusarse, por lo cual pasamos de estar ayudando a estar trabajando, primero lo bancamos bastante bien, le organizábamos el hostel, la ayudábamos a atender la puerta, limpiar la cocina y hasta le hicimos una mudanza un día que nos pidió. Pero de a poco la onda fue cambiando, y no con nosotros sino en el hostel en sí, y todos los huéspedes, como ya éramos familia sentíamos todos la misma mala onda pero no sabíamos porque. Un día Alice nos vino a pedir si no podíamos dormir en una sola cama porque no tenía lugar y tenía reservas pero no tenía cama, como no pagamos no tuvimos ningún problema en dormir en una sola cama.
A medida que transcurrían los días, Alice nos pedía que hagamos más cosas por lo que nos pasábamos todo el día trabajando en el hostel o vendiendo trufas, entonces un día hablando con Pau y aprovechando la venta de trufas decidimos decirle a Alice de pagarle en vez de ayudarla, ya que se venían las fiestas y queríamos disfrutar.
Pasamos una excelente navidad y año nuevo con los chicos, comimos y tomamos bastante en ambas fiestas, pero la particular fue la de año nuevo ya que el hostel estaba a tope y nos divertimos al máximo, luego de brindar, salimos a tomar algo por ahí y mas tarde nos volvimos al hostel a dormir y para nuestra sorpresa en el hostel estaba la música al máximo, y quienes estaban con la música eran Alice con sus hijos y amigos tomando muchísimo alcohol, esto no nos molestó para nada ya que era año nuevo y está bueno festejar, de ese modo con la música a tope todos nos fuimos a dormir sin problemas, a la mañana al levantarnos la música seguía igual y Alice y sus compañeros estaban borrachísimos por lo que el hostel ya era un caos, todos estaban muy disgustados con esta situación y no específicamente nosotros ya que no somos de quejarnos, pero verdaderamente estaba todo muy mal, baños sucios, vomitados, gente que no eran huéspedes dormidos en el piso con sus ropas vomitadas, no lo podíamos creer, y para colmo, para ponerle la frutilla al postre al mediodía, mientras seguían tomando se empezaron a agarrar a las piñas lastimándose mucho, dejando sangre en todo el hostel y todos los que estábamos ahí no sabíamos que hacer, hablando entre nosotros decidimos que nos iríamos todos por todo esto que estábamos viviendo. Y como si fuera poco a la noche a una chica le robaron el celular dentro del hostel, pero habiendo tanta gente extraña la verdad que las sospechas empezaron a surgir y todos estaban muy desconformes.
Por todo lo acontecido al otro día nos fuimos todos dejando el hostel vacío, la verdad que no es lindo contar esto pero es lo que paso y forma parte de nuestro viaje.
De este modo algunos sacaron su pasaje a Lima, los chilenos salieron en bici para Machu Pichu y con Pau, acompañados de Adri, Kevin, Vanina, Bruno y Pepa nos fuimos a buscar un hostel barato, caminamos todo el día no pudiendo encontrar nada como los 8 soles de Alice pero la mala experiencia nos había servido para aprender que a veces hay que pagar un poquito más, como seguíamos vendiendo trufas podíamos darnos este gusto. Los chicos habían conseguido un hostel a 14 soles con desayuno y una pieza para los 7 con baño privado, estaba bueno el hostel y además valía más caro pero los chicos habían llegado a ese precio así que allá fuimos, al Hostel Imperial.
Al llegar entramos los 7 a la habitación y después de 10 minutos de estar instalados nos vinieron a golpear la puerta para sacarnos las toallas y papel higiénico ya que decían que por la rebaja no nos correspondía, no nos habían dicho esto antes, pero bueno, lo aceptamos sin protestar.
A la mañana siguiente nos levantamos a desayunar, café con leche, te, panes con manteca y mermelada y panqueques, éramos los más felices del mundo. A la noche todos juntos nos hicimos un pastel de papa argentino y luego nos fuimos a un bar a tomar algo.
A la mañana siguiente nos despertamos con resaca, nos pusimos despertador para bajar a desayunar, pero para nuestra sorpresa cuando bajamos no nos querían dar desayuno porque estábamos pagando más barato y ahí sí, contrario a cuando nos sacaron la toallas todos nos pusimos a protestar llegándonos a enojar bastante, cosa que no buscamos en nuestro viaje, de este modo y gracias a la mala onda nuevamente decidimos irnos también de este hostel. Habíamos averiguado hacia unos días por 13 soles uno que estaba buenísimo, se llamaba Shlomi, es un hostel Israelí, el cual cuenta con agua caliente, wi fi, cocina, mesa de pool, play satation 3, televisión y sobre todo, y lo más importante BUENA ONDA. No tenía desayuno pero fue el mejor lugar que estuvimos en Cusco, aquí también conocimos muchísima gente, había gente de Córdoba, de Tucumán, Salta, Buenos Aires, Santa Fe, Brasil, Israel, Chile y de España.
Acá la pasamos tan bien y tan relajados estuvimos que nos costó mucho irnos de Cusco, en si nuestra estadía duró casi un mes y en este último hostel estuvimos como 10 días, siempre vendiendo trufas y uno de los últimos días hasta pudimos vender artesanías en la plaza yéndonos muy bien.
Los últimos 5 días cada mañana nos levantábamos diciendo que nos iríamos de Cusco pero por una cosa o por la otra siempre terminábamos quedándonos, pero como siempre fue porque estábamos felices no había problema.
Así llego el 17 de Enero día que salimos a recorrer el Valle para ir a conocer Machu Pichu.
















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