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lunes, 22 de diciembre de 2014

CAPÍTULO 17 (La Paz)

La estadía en La Paz duró más de 20 días, y cuando las estadías son tan largas se hace difícil escribir el día a día ya que hay días espectaculares y días que quizás son medios aburridos para contarlos, pero en general estuvieron espectaculares estos días en esta gran ciudad.
Aquí pudimos conocer a Oscar Andrade, quien nos esperó la noche que llegamos y nos dio un lugar muy cómodo donde quedarnos durante todo el tiempo que estuvimos. Oscar un gran tipo con el cual tuvimos la oportunidad de compartir muchísimos buenos momentos y también conocer a su familia. Junto a él y Adri, su hija nos fuimos a hacer el camino de la muerte, salimos una mañana de Domingo ambas motos, la Falcon y la KLR de Oscar, pero lamentablemente el clima no nos acompañó ya que al llegar a donde comienza el camino la lluvia era realmente fuerte por lo que decidimos ir hasta Yolosa pero por el camino nuevo que es asfaltado. No valía la pena hacer el sacrificio y arriesgarse a ir por el camino de tierra ya que no lo hubiésemos podido disfrutar ni tampoco apreciar sus maravillosos paisajes. Así que como buenos moteros que somos seguimos por el asfalto y todo el tiempo debajo de una lluvia impresionante hasta nuestro destino, la idea de llegar si o si se debía a que en Yolosa al mediodía se correría una carrera de motos enduro y también de cuatriciclos, la cual transitaría por caminos de la zona teniendo como meta el pueblo de Yolosita.
Antes del mediodía ya estábamos allí y para nuestra suerte la lluvia ya no nos acompañaba, el cielo empezaba a limpiarse pudiéndose apreciar los paisajes selváticos y sus yungas, con un poco de barro pero sin lluvia hicimos unos pocos km por unos caminos que sería la continuación del camino de la muerte y realmente muy parecidos, después de divertirnos un rato y hacer unas buenas fotos, volvimos haca el lugar estratégico para ver la llegada de las motos y los cuatris, allí estuvimos disfrutando de esas máquinas hasta las 4 de la tarde aproximadamente, ya que debíamos volver a la paz y queríamos hacerlo de día.
Al volver ya no llovía por lo que pudimos apreciar los paisajes que a la ida no habíamos visto por la tormenta, ya a la nochecita estábamos en la paz comiendo unos sandwichs los cuatro juntos antes de irnos a dormir.
A Oscar también debemos agradecerle la posibilidad que nos dio de trabajar en su imprenta, un lugar de ambiente familiar donde además de trabajar y generar buena cantidad de dinero nos divertimos mucho ya se trabaja en un ambiente familiar junto a sus hermano Eduardo y su hermana Gabriela y también sus empleados Juanito y Nico. Este fue el motivo principal por lo que estuvimos tanto tiempo en La Paz y gracias a dios fue así.
En esta hermosa ciudad también conocimos a Javier Zaconeta con quien ya habíamos hablado antes de comenzar el viaje y habíamos tenido la posibilidad de conocerlo en el encuentro de motos de Buena Vista. Él es integrante del grupo K-La-K y la verdad que nos hizo conocer bastante la ciudad llevándonos a pasear en teleférico, algo que hacíamos por primera vez en nuestra vidas y lo disfrutamos mucho ya que pudimos apreciar la inmensa ciudad desde las alturas, también nos llevó a cenar más de una vez y a tomar algunos tragos.
Una noche festejando anticipadamente mi cumpleaños fuimos junto a su grupo a ver un concierto de rock donde nos divertimos bastante y tomamos un poco más, realmente muy bien la pasamos junto a él y sus amigos cada vez que nos encontramos.
Una mañana en la cual aún no estábamos trabajando decidimos con Pau ir a hacer el camino dela muerte que nos había quedado pendiente por factores climáticos, salimos a eso de las 10 muy tranquilos llevándonos para el camino unos mates, frutas y sandwichs. Por suerte esta vez el clima fue espectacular, muy variable, eso sí, ya que el principio del trayecto es subiendo por asfalto a una altitud increíble donde el frio se hace sentir y mucho, para luego empezar a bajar por el ripio a pueblo de Yolosa el cual se encuentra solamente a 1000 m.s.n.m y ahí contario al principio el calor es realmente insoportable. El místico camino de la muerte consiste en unos no más de 50 km en plena bajada con la rareza que uno debe circular por mano izquierda, hoy en día es una ruta turística por lo que uno solamente se cruza bicicletas y a algún lugareño en su auto o camioneta, ya no es tan peligroso como uno lo imagina ya que el 90% de la gente que se traslada hasta el pueblo de Yolosa o Coroico lo hace por el asfalto mucho más rápido y seguro. Es admirable los precipicios del camino y los paisajes que uno puede ver, en muchos tramos cae agua desde los cerros al camino a veces pareciendo un lluvia, formándose pequeñas cascadas que son inevitables y realmente muy divertidas y refrescantes!!
En La Paz también pasé mi primer cumpleaños fuera del país, como estábamos trabajando y generando dinero pudimos con Pau darnos para nosotros un gran gusto, que fue ir a un restaurante italiano a comer unas pastas muy buenas, algo que ya veníamos extrañando mucho ya que principalmente las pastas rellenas como ravioles, lasagnas o canelones es algo que prácticamente no lo vimos más desde que dejamos atrás nuestra Argentina. Así que muy contentos disfrutamos de esa noche los 2 solos, algo que nos veníamos privando de hacer por el estilo de viaje que hacemos y siendo realistas también por el presupuestos con el cual viajamos.
También tuvimos la buena suerte de que Gabi, la hermana de Oscar nos agasaje en su departamento con una comida típica llamada Picana, una especie de guiso muy abundante en carnes, de pollo, cerdo y vaca, realmente muy sabroso.
Al estar tanto tiempo en esta ciudad, pudimos aprovechar nuestro tiempo y gracias a una encomienda que nos mandó mi mamá desde Argentina la cual contenía muchos hilos encerados, comenzamos con un nuevo emprendimiento que fueron las artesanías, día a día íbamos produciendo pulseras en macramé algo que aprendí a hacer algunos años atrás y que le enseñé a Pau por lo que juntos armamos una producción de lujo quedándonos un stock de pulseras bastante grande y a nuestro gusto muy lindas. Con esto también tuvimos mucha suerte ya que acá mismo pudimos vender una cuantas generando así una nueva forma de ingresos, además de los trabajos temporales que van surgiendo y la ventas de parches y calcomanías que siempre funciona a la perfección.
Así fueron pasando los días entretenidos por el trabajo, las artesanías y las buenas compañías hasta que llegó el momento de irnos hacia un nuevo destino, uno de los últimos que nos quedaba en Bolivia, el inmenso lago Titicaca y el pueblo de Copacabana del cual nos habían hablado maravillas, de ahí ya cruzaríamos a Perú para continuar con este hermoso sueño que la vida nos está dando la posibilidad de poder cumplir y así demostrarle a todo el mundo que a veces las trabas para viajar y privarse de conocer los hermosos lugares  de nuestra hermosa Latinoamérica se las pone uno mismo, nada es imposible amigos y día a día va quedando demostrado!!



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