SEGUINOS EN FACEBOOK!

lunes, 22 de diciembre de 2014

CAPÍTULO 17 (La Paz)

La estadía en La Paz duró más de 20 días, y cuando las estadías son tan largas se hace difícil escribir el día a día ya que hay días espectaculares y días que quizás son medios aburridos para contarlos, pero en general estuvieron espectaculares estos días en esta gran ciudad.
Aquí pudimos conocer a Oscar Andrade, quien nos esperó la noche que llegamos y nos dio un lugar muy cómodo donde quedarnos durante todo el tiempo que estuvimos. Oscar un gran tipo con el cual tuvimos la oportunidad de compartir muchísimos buenos momentos y también conocer a su familia. Junto a él y Adri, su hija nos fuimos a hacer el camino de la muerte, salimos una mañana de Domingo ambas motos, la Falcon y la KLR de Oscar, pero lamentablemente el clima no nos acompañó ya que al llegar a donde comienza el camino la lluvia era realmente fuerte por lo que decidimos ir hasta Yolosa pero por el camino nuevo que es asfaltado. No valía la pena hacer el sacrificio y arriesgarse a ir por el camino de tierra ya que no lo hubiésemos podido disfrutar ni tampoco apreciar sus maravillosos paisajes. Así que como buenos moteros que somos seguimos por el asfalto y todo el tiempo debajo de una lluvia impresionante hasta nuestro destino, la idea de llegar si o si se debía a que en Yolosa al mediodía se correría una carrera de motos enduro y también de cuatriciclos, la cual transitaría por caminos de la zona teniendo como meta el pueblo de Yolosita.
Antes del mediodía ya estábamos allí y para nuestra suerte la lluvia ya no nos acompañaba, el cielo empezaba a limpiarse pudiéndose apreciar los paisajes selváticos y sus yungas, con un poco de barro pero sin lluvia hicimos unos pocos km por unos caminos que sería la continuación del camino de la muerte y realmente muy parecidos, después de divertirnos un rato y hacer unas buenas fotos, volvimos haca el lugar estratégico para ver la llegada de las motos y los cuatris, allí estuvimos disfrutando de esas máquinas hasta las 4 de la tarde aproximadamente, ya que debíamos volver a la paz y queríamos hacerlo de día.
Al volver ya no llovía por lo que pudimos apreciar los paisajes que a la ida no habíamos visto por la tormenta, ya a la nochecita estábamos en la paz comiendo unos sandwichs los cuatro juntos antes de irnos a dormir.
A Oscar también debemos agradecerle la posibilidad que nos dio de trabajar en su imprenta, un lugar de ambiente familiar donde además de trabajar y generar buena cantidad de dinero nos divertimos mucho ya se trabaja en un ambiente familiar junto a sus hermano Eduardo y su hermana Gabriela y también sus empleados Juanito y Nico. Este fue el motivo principal por lo que estuvimos tanto tiempo en La Paz y gracias a dios fue así.
En esta hermosa ciudad también conocimos a Javier Zaconeta con quien ya habíamos hablado antes de comenzar el viaje y habíamos tenido la posibilidad de conocerlo en el encuentro de motos de Buena Vista. Él es integrante del grupo K-La-K y la verdad que nos hizo conocer bastante la ciudad llevándonos a pasear en teleférico, algo que hacíamos por primera vez en nuestra vidas y lo disfrutamos mucho ya que pudimos apreciar la inmensa ciudad desde las alturas, también nos llevó a cenar más de una vez y a tomar algunos tragos.
Una noche festejando anticipadamente mi cumpleaños fuimos junto a su grupo a ver un concierto de rock donde nos divertimos bastante y tomamos un poco más, realmente muy bien la pasamos junto a él y sus amigos cada vez que nos encontramos.
Una mañana en la cual aún no estábamos trabajando decidimos con Pau ir a hacer el camino dela muerte que nos había quedado pendiente por factores climáticos, salimos a eso de las 10 muy tranquilos llevándonos para el camino unos mates, frutas y sandwichs. Por suerte esta vez el clima fue espectacular, muy variable, eso sí, ya que el principio del trayecto es subiendo por asfalto a una altitud increíble donde el frio se hace sentir y mucho, para luego empezar a bajar por el ripio a pueblo de Yolosa el cual se encuentra solamente a 1000 m.s.n.m y ahí contario al principio el calor es realmente insoportable. El místico camino de la muerte consiste en unos no más de 50 km en plena bajada con la rareza que uno debe circular por mano izquierda, hoy en día es una ruta turística por lo que uno solamente se cruza bicicletas y a algún lugareño en su auto o camioneta, ya no es tan peligroso como uno lo imagina ya que el 90% de la gente que se traslada hasta el pueblo de Yolosa o Coroico lo hace por el asfalto mucho más rápido y seguro. Es admirable los precipicios del camino y los paisajes que uno puede ver, en muchos tramos cae agua desde los cerros al camino a veces pareciendo un lluvia, formándose pequeñas cascadas que son inevitables y realmente muy divertidas y refrescantes!!
En La Paz también pasé mi primer cumpleaños fuera del país, como estábamos trabajando y generando dinero pudimos con Pau darnos para nosotros un gran gusto, que fue ir a un restaurante italiano a comer unas pastas muy buenas, algo que ya veníamos extrañando mucho ya que principalmente las pastas rellenas como ravioles, lasagnas o canelones es algo que prácticamente no lo vimos más desde que dejamos atrás nuestra Argentina. Así que muy contentos disfrutamos de esa noche los 2 solos, algo que nos veníamos privando de hacer por el estilo de viaje que hacemos y siendo realistas también por el presupuestos con el cual viajamos.
También tuvimos la buena suerte de que Gabi, la hermana de Oscar nos agasaje en su departamento con una comida típica llamada Picana, una especie de guiso muy abundante en carnes, de pollo, cerdo y vaca, realmente muy sabroso.
Al estar tanto tiempo en esta ciudad, pudimos aprovechar nuestro tiempo y gracias a una encomienda que nos mandó mi mamá desde Argentina la cual contenía muchos hilos encerados, comenzamos con un nuevo emprendimiento que fueron las artesanías, día a día íbamos produciendo pulseras en macramé algo que aprendí a hacer algunos años atrás y que le enseñé a Pau por lo que juntos armamos una producción de lujo quedándonos un stock de pulseras bastante grande y a nuestro gusto muy lindas. Con esto también tuvimos mucha suerte ya que acá mismo pudimos vender una cuantas generando así una nueva forma de ingresos, además de los trabajos temporales que van surgiendo y la ventas de parches y calcomanías que siempre funciona a la perfección.
Así fueron pasando los días entretenidos por el trabajo, las artesanías y las buenas compañías hasta que llegó el momento de irnos hacia un nuevo destino, uno de los últimos que nos quedaba en Bolivia, el inmenso lago Titicaca y el pueblo de Copacabana del cual nos habían hablado maravillas, de ahí ya cruzaríamos a Perú para continuar con este hermoso sueño que la vida nos está dando la posibilidad de poder cumplir y así demostrarle a todo el mundo que a veces las trabas para viajar y privarse de conocer los hermosos lugares  de nuestra hermosa Latinoamérica se las pone uno mismo, nada es imposible amigos y día a día va quedando demostrado!!



CAPÍTULO 16 (Cochabamba- La Paz)

19 de Noviembre: nos levantamos temprano en casa de Raúl y después de desayunar atamos todo a la moto para salir a la aventura, sabíamos que nos esperaba un camino bastante difícil ya que eran más de 500 km de ripio, la idea era hacerlo en 3 días.
A eso de las 10 ya estábamos en ruta, teníamos unos pocos 10 km de asfalto hacia Quillacollo, allí empezaba lo lindo, los primeros km un empedrado bastante parejo pero a su vez bastante duro por lo que fuimos medio despacio, ya que el paisaje verdaderamente se iba poniendo muy bueno, subiendo km a km superando así los 4000 m.s.n.m, más adelante comenzó el ripio y recién ahí pudimos ir un poquito más rápido, aunque nunca superamos los 50 km/h. A eso de las 13 hs llegamos al primer pueblo del camino, Morochata, allí nos pedimos un almuerzo para compartirlo, esto es algo que hacemos siempre y no por gastar poco sino porque generalmente los almuerzos consisten en una sopa de entrada y un plato principal, además de la abundancia a veces, más que nada por Pau, hay que probar las comidas ya que algunas son algo picantes o quizás no le gustan demasiado. En caso de gustarnos la comida y quedarnos con hambre (generalmente quedamos satisfechos) pedimos otro almuerzo más. Este día comimos una sopa de maní y como plato principal un pique macho, este plato ya lo comemos a menudo, papas fritas, cebolla, morrón, salchichas y carne, una delicia, todo esto por 10 Bolivianos ($20).
Luego de este almuerzo, bastante llenos y con un poco de calor continuamos el viaje, entre subidas, bajadas, curvas y contracurvas, todo al borde del abismo llegamos a Independencia a eso de las 17 hs, un pueblo bastante chiquito, como estábamos cansados y acá en Bolivia los hoteles son bastante baratos fuimos a averiguar a ver que conseguíamos, apuntamos a lo más humilde pero sinceramente dejaban mucho que desear además de que ninguno tenía agua caliente. Solo quedaba un hotel que a la vista se veía lindo pero nos dijeron que era caro, por lo que fuimos a la policía a preguntar dónde podíamos armar nuestra carpa, ya que si no nos íbamos a duchar nos daba lo mismo donde dormir. Tras las indicaciones de un policía fuimos yendo hacia el lugar donde podíamos acampar, en el camino  un hombre en una moto nos paró y nos dijo que fuéramos a este hotel que se veía lindo pero que nos habían dicho que era caro, pero según él no era así. Como no queríamos ser descorteces allá fuimos, al llegar lo primero que preguntamos es si tenían agua caliente, al recibir una respuesta positiva pasamos a averiguar el precio, la mujer encargada arranco con un precio de 100 Bs la habitación y tras regatear un poco terminó cobrándonos tan solo 60 Bs ($120) por la habitación para los dos con baño compartido, muy contentos dejamos la moto guardada y ni siquiera bajamos nuestras cosas ya que no teníamos ganas de armar de vuelta al otro día.
Nos fuimos a bañar ni bien entramos a la habitación y nos volvimos a poner el disfraz de moto ya que no teníamos otra ropa a mano, así bajamos caminando al pueblo donde compramos unas bananas, pan y queso. Estábamos tan cansados que ni ganas de cenar teníamos, solo unos panes con queso más un café que nos calentamos con el calentador que fue una de las pocas cosas que bajamos de la moto además de los cepillos de dientes jajaja. Después de la improvisación de cena a dormir como angelitos.
20 de Noviembre: nos despertamos antes de las 8 y nos quedamos un rato más en la cama, al rato ya nos levantamos, nos hicimos un café y nuevamente pan con queso antes de salir. A las 9 ya estábamos saliendo con un mapa a mano alzada que nos había hecho el hombre que nos mandó a ese hotel, este mapa fue muy útil ya que en nuestro GPS nos marcaba como si fuésemos por el medio de la nada, no aparecía ningún camino a la vista pero los lugareños sabían muy bien por donde ir hacia Quime que era nuestro destino.
En unas 2 horas ya estábamos en Pucara, bien arriba en la montaña y viendo en frente, en la otra montaña otro pueblo por el cual deberíamos pasar pero primero debíamos bajar muchísimo hasta el rio, el cual lo veníamos viendo de arriba y ya se veía grande, al llegar nos sorprendió aún más, al menos unas 60 mts de ancho y la profundidad había que comprobarla caminando por él, para ver por donde cruzar ya que no había puente. Por suerte ya teníamos algo de información sobre este rio y también por donde era más aconsejable cruzarlo, el agua traía mucho barro por lo que estaba muy marrón haciendo imposible a la vista darse cuenta uno de la profundidad. Para nuestra suerte al llegar al lugar recomendado para cruzar nos encontramos con una pareja de Suiza que andaban en una camioneta que habían alquilado, ellos, al igual que nosotros primero iban a verificar la profundidad caminando para luego si cruzar con el vehículo. Al verlos a ellos meterse al agua, quisimos aprovechar para “no mojarnos”, le preguntamos si la podían cruzar a Pau en su camioneta y yo me saque mis botas y pantalón para cruzarlo en pantalón corto y poder continuar el viaje seco. Primero cruzo la camioneta con Pau, sin problemas unos 50 cm de profundidad, y atrás fui yo, puse primera y con confianza me mande a cruzar este rio que a medida que iba a entrando con la moto parecía hacerse más ancho, por suerte cruce sin problemas pero me moje hasta el alma.
Ya del otro lado del rio los suizos siguieron su camino, le agradecimos por haber cruzado a Pau y muy lentamente comencé a ponerme de nuevo mi pantalón de moto y mis botas, ya vestido nos subimos a la moto y salimos, no hicimos más de 500 mts y nos volvimos a encontrar con el rio, por suerte no era el mismo que el anterior y el agua era cristalina pero con mucha corriente, por lo que tampoco veíamos el fondo, pero si vimos a la camioneta que ya iba más adelante por lo que decidimos cruzar sin tantear la profundidad, muy mala decisión, ya que al entrar la moto se hundió bastante teniendo que acelerar con muchas ganas para no quedar en el medio, la profundidad aquí superaba los 60 cm y por supuesto que nos mojamos ambos tanto los pies como los pantalones ya que el agua salto para todos lados y los pies de ambos totalmente sumergidos, y lo peor era que en los próximos 500 mts deberíamos cruzar el rio unas tres veces más, ya mojados lo encarábamos sin pensar.
A pesar de quedarnos sintiendo un poco de frio la experiencia estuvo muy buena, unos km más adelante alcanzamos a los Suizos quienes nos pedían disculpas por no esperarnos, es que ellos se sorprendieron de igual manera que nosotros con los últimos cruces ya que el 100 % de la gente solo nos habló de la complicación de cruzar el primer rio, el que era más ancho y con mucho barro.
Riéndonos con los suizos de nuestra pinta, chorreando agua seguimos camino, al llegar al otro pueblo que veíamos de la punta del otro cerro paramos a comer nuevamente pan con queso, para variar, y unas frutas, mientas mirábamos el cielo el cual se iba cubriendo de nubes negras. Hablando con una persona del pueblo por donde debíamos seguir nos afirmó que se venía la lluvia, el tema era que en este pueblo no había lugar donde quedarse, realmente son muy chicos por lo que decidimos ponernos los trajes de lluvia y continuar camino, para esto los suizos se fueron adelante de nosotros en su camioneta.
A los pocos km  comenzaron a caer las primeras gotas y más adelante ya era tormenta, por suerte el camino mantenía su buen estado, solo se complicaba un poco la visibilidad y la adrenalina de ir lloviendo al borde del precipicio, íbamos sin riesgo alguno, pero la adrenalina se sentía igual. Hicimos lloviendo los siguientes 50 km, obviamente en ripio, habremos tardado unas 2 horas en hacer este tramo. En un momento llegamos a una de las tantas quebradas que cruzamos en el camino donde uno hace unos cuantos km al oeste, por ejemplo, luego cruza un rio que cae por la montaña (generalmente un hilo de agua) y luego sigue la misma cantidad de km al este, así es todo el camino uno va y viene muchísimas veces, haciéndose el camino muy largo, pero a la vez vistoso y divertido.  Sin irnos de tema al estar llegando a esta quebrada veíamos como los suizos ya iban por en frente en dirección este y nosotros detrás de ellos pero en dirección oeste, al legar a donde se cruza el rio no podíamos creer lo que veían nuestro ojos, un mar de agua con barro bajaba por la montaña cortando el camino y hasta dándonos un poco de miedo ya que no sabíamos que hacer ni hacia donde volver, el rio traía consigo piedras del tamaño de un televisor como si fuesen livianas, así también troncos, pudimos así apreciar la fuerza de la naturaleza la cual nos decía, chicos, hasta acá llegaron.
Con mucha incertidumbre dimos vuelta la moto y para nuestra sorpresa debajo de la lluvia apareció un camión que iba hacia Quime como nosotros, hablamos con el chofer el cual nos dijo que esa caída de agua suele ser muy lev,e que estaba así porque estaba lloviendo en la cumbre, que él iba a esperar porque iba a bajar, ya con esta información decidimos esperar también ya que volver era medio en vano, no había pueblos cerca y para llegar nuevamente a Independencia deberíamos cruzar nuevamente los primeros ríos que tanto nos habían costado, también  había que tener en cuenta que después de cruzar esos ríos fue cuando se largó a llover por lo que seguramente habrían crecido más aún.
Nos armamos de paciencia y para nuestra suerte salió el sol, eso quería decir que el agua iba a empezar a bajar pero no sabíamos cuanto tardaría, ya eran las 15 hs aproximadamente e iba llegando más gente por el camino en camionetas y motos, de un lado y del otro del rio, así estuvimos más de 2 horas, cuando en un momento las motos que estaban de nuestro lado y ya con el agua un poco más baja decidieron intentar cruzar, la fuerza del agua seguía siendo muy fuerte por lo que nos dijeron que iban a cruzarlas empujando y no andando. Algunos metían un palo en el agua para ver la profundidad, otros tiraban piedras para hacer una especie de camino por donde cruzar, así habrán estado una media hora hasta que un corajudo se sacó sus zapatillas y se metió al rio, la profundidad ya no era demasiada (unos 50 cm) pero la fuerza del agua no mermaba. Pasaron los minutos y una segunda persona se metió al rio decidiéndose así a cruzar la primer moto, una cross 125 cc sin equipaje la cual debería pesar un tercio de lo que pesa la nuestra cargada, empujando entre tres personas consiguieron pasar la moto sin mayores riesgos, detrás de esa moto pasaron otra moto chica también sin problemas, pero con sus dueños metido en el agua, no había otra opción. Tras pasar esta moto el hombre que estaba ayudando a todos a cruzar nos animaba a nosotros a meter nuestra moto, yo les decía que estaba muy pesada y que sinceramente me daba miedo, el tema es que ya eran las 4 de la tarde y nos quedaban aun 2 hs hasta legar a Quime, por suerte en estos viajes a uno se le desarrolla la intuición a la enésima potencia, por lo que con toda la calma que pude me puse a hablar con Pau para que se anime a cruzar el rio junto a moto ayudando a sostenerla y también a empujarla, costo un poco convencerla pero menos de lo que imagine en un principio. Tras notar este convencimiento fui a hablar con el hombre que había ayudado a las otras 2 motos y fuimos acercando la moto a la orilla al meter el primer pie en el agua sentía como el rio seguía trayendo consigo piedras por suerte de tamaño más pequeño que las de 2 hs atrás pero igualmente nos pegaban en los pies y también se incrustaban en las ruedas de la moto, Pau venia del lado derecho de la moto en contra de la corriente, cosa de que si no pudiese aguantar la fuerza del agua quedara trabada contra la moto, yo agarrándola del manubrio, haciendo muchísima fuerza ambos, más el hombre que empujaba de atrás, a mitad del rio nos dimos cuenta que no íbamos a poder cruzarla ya que Pau temblaba del miedo y entre nosotros 2 no lográbamos avanzar mucho, para nuestra suerte otro hombre que estaba del otro lado se metió al rio y tirando de la horquilla logramos cruzarla hasta el otro lado, yo también debo reconocer que el miedo me invadió a mitad del rio pero a la vez sabía que por nada en el mundo iba a dejar caer la moto, sin aire y casi sin poder hablar agradecimos a los que colaboraron en la odisea de cruzar la falcon, una vez del otro lado ya nos sentimos como nuevos, Pau contenta porque a pesar de las dificultades, haber cruzado el rio era lo mejor que nos podría haber pasado.
Así que empapados y cansados continuamos viaje hasta Quime donde llegamos casi de noche desesperados buscando algún hotel barato con agua caliente, por suerte en el primero que preguntamos conseguimos buen precio y ducha así que ahí nos quedamos, seguíamos mojados por lo que decidimos bañarnos inmediatamente quedándonos debajo del agua como media hora cada uno para volver a sentir las extremidades.
Luego del reconfortante baño bajamos a comer algo en el pueblo, fuimos a un lugar que estaban pasando el aburridísimo partido de River-Boca, donde compartimos una cena con Pau de sopa y carne a la cacerola, luego de comer y ver el partido a dormir porque estábamos más que muertos.
21 de Noviembre: no pusimos despertador y nos levantamos medio tarde para salir, ya que sabíamos que sería el día que tendríamos que hacer más km, nos separaban unos 270 km a La Paz los cuales más de 200 eran de tierra, desayunamos un café y unos pancitos y nos pusimos a atar todo a la moto, yo me fui a un locutorio a llamar a Oscar, la persona que nos esperaba en La Paz, él nos dijo que teníamos todo asfalto hasta allí, pero nosotros siempre buscando aventura empezamos a preguntar por dónde encontrábamos el camino de tierra que nos figuraba en el mapa, dicho camino lo había hecho Yann, nuestro amigo francés hacia unos días, pero de las 15 personas que preguntamos en el pueblo nadie nos supo explicar por dónde tomarlo.
Ya creyendo que iríamos por asfalto por la falta de información salimos a la ruta, en el GPS no figuraba un camino de Quime a La Paz pero si 2 caminos que se cortaban en el medio, solo teníamos que averiguar con los lugareños si estaba la posibilidad de unir esos 2 caminos para poder lograrlo, hicimos unos 30 km por ruta de asfalto ya viendo como aparecían los cerros nevados y también el frio, de pronto encontramos un desvío de tierra que era el primer tramo del camino que nos figuraba en el GPS, allí nos paramos sin saber qué hacer, de repente comenzó a caer granizo, en mis adentros pensaba en largarme sin preguntar a nadie pero era medio arriesgado ya que hacia frio y por esos caminos casi que no había pueblos, salvo esos pequeños que siempre íbamos cruzando en el medio de la nada. Por suerte y como caído del cielo apareció un hombre en su moto cargada a tope, él iba hacia Viloco por ese camino y nos dijo que si íbamos por ahí antes de llegar a Viloco podíamos desviarnos a Cairoma y de ahí preguntar para ir a La Paz, que si se podía, esto nos dio mucha felicidad. El único problema es que yo sabía que habíamos salido demasiado tarde y que también habíamos perdido demasiado tiempo parando a ver mapas y preguntando a la gente por este camino. Igualmente salimos en el ripio y gracias a dios que fuimos por allí, el camino subió hasta los 5200 m.s.n.m viendo la espectacular cordillera, allí arriba comenzó a nevar, para nuestra suerte en poca cantidad pudiendo así disfrutar de este factor climático, sino hubiese sido un nuevo problema, al ir subiendo aparecieron unos lagos de unos colores turquesa los cuales parecían irreales, mereciéndose paradas a sacar fotos y saltar de la alegría por estar viendo estas cosas a pesar de que sabíamos de que en cada parada nos retrasábamos un poco más en llegar a La Paz, así subimos y subimos entre lagos y las minas que aparecían en cada cerro, km a km encontrábamos entradas a los cerros, las cuales hoy en día se trabajan, también veíamos los pueblos mineros, los cuales uno los distingue por el tipo de gente que la habita ya que a la vista se ve gente muy sufrida, y parece mentira pero los pueblos mineros hasta tienen el color de sus minerales, como así también se ve maquinarias apropiadas para el trabajo minero, rieles para los carros y cosas que ya se escapan a mi conocimiento pero que realmente impactan, parecieran de otra época.
Así fuimos comiendo kms y de a poco empezando a bajar, sintiendo así más calorcito, esta vez habíamos salido sin comida por lo que estábamos esperanzados en llegar a algún pueblo donde almorzar o comprar algo pero este no aparecía, pero como siempre, algo bueno pasa, más adelante nos encontramos con los suizos del día anterior los cuales al vernos llegar nos hicieron señas para que paráramos, así que ahí nomás nos sentamos con ellos a apreciar el hermoso paisaje con sus cerros nevados acompañados de un sándwich que nos convidaron a cada uno más un pequeño vasito de vino el cual nos devolvió la temperatura al cuerpo.
Agradecidos por este pequeño almuerzo nos despedimos ya que en moto teníamos que llegar si o si a algún lugar con civilización ya que el clima no daba para acampar además de que Oscar nos esperaba en La Paz. Empezamos a darle duro, no fuerte pero si continuo, solo sacando fotos desde la moto y sin parar, nos quedaban unos 200 km aun y ya estábamos pasando el mediodía, pasamos por Cairoma y no había un solo lugar donde comer algo por lo que compramos frutas para llevar el resto del camino y seguimos andando, el camino de aquí en adelante iba de un cerro al otro subiendo y bajando 3000 mts a cada rato, llegamos a estar a 1500 m.s.n.m y también a 4500 m.s.n.m, pasamos del calor al frio de una hora a la otra, esta vez no tuvimos tanta suerte y el camino cada vez se ponía más difícil, muy duro y otra partes con piedra suelta por lo que no hacíamos más de 30 km a cada hora teniendo que parar cada 2 hs al menos a descansar y comer alguna fruta y tomar agua, así fueron pasando las horas y de repente bajo el sol, nos quedaban 50 km de ripio más unos 30 de asfalto a la Paz, aprovechamos la ultima hora de luz pero ya sin sol y luego hicimos los últimos 20 km de ripio más los 30 de asfalto en plena oscuridad, una experiencia muy rara pero también muy linda, fuimos bien despacio con todos los recaudos del mundo llegando sanos y salvos a La Paz a las 20:30 hs, un viaje para no olvidar nunca más, los 3 días fueron realmente espectaculares pero este último tuvo el condimento especial de rodar por más de 10 hs en paisajes muy distintos y climas muy diferentes.
Lo bueno es que Oscar nos estaba esperando, ya medio preocupado porque creyó que iríamos por asfalto, por lo que nos esperaba unas cuantas horas antes, de todas maneras nos recibió muy contento invitándonos a cenar y luego acompañándonos al lugar donde dormiríamos, nosotros creímos que nos iba a dar un lugar para nuestra carpa pero al final nos llevó a un departamento donde pudimos dormir calentitos y placenteramente con nuestra bolsas de dormir en unos sofás.

Así concluyó nuestro día y nuestra travesía de 570 km casi todo de ripio de Cochabamba a La Paz.

CAPÍTULO 15 (Cochabamba)

La estadía en Cochabamba fue la más larga de este viaje, en esta hermosa ciudad nos quedamos tres semanas disfrutando muchísimo de la gente que fuimos conociendo.
Al otro día de haber llegado nos levantamos bien descansados del día larguísimo que habíamos tenido quedándonos a almorzar en casa de Augusto junto a su familia,  y en la tarde decidimos ir a caminar un poco por la ciudad y también nos fuimos a él cristo, que se sube por escaleras hasta la punta del cerro, 2000 escalones para subir y otros 2000 para bajar! Nuestras piernas quedaron muy cansadas, pero fue muy lindo ver la ciudad desde allá arriba.
En la noche volvimos a ir al bar de cesar, comiendo otra vez el pique macho que  tanto nos gustó.
Al otro día, 31 de Octubre cumplimos 3 meses de viaje por lo que comenzamos el día muy felices, en la tarde seguimos paseando por la ciudad y en la noche estuvimos de fiesta junto a nuestro amigo Yann en el bar de Cesar para festejar nuestros 3 meses viajando, estuvo muy divertido.
En lo de Augusto nos quedamos 2 noches y mientras buscábamos un lugar donde continuar nuestra estadía, ya sea un hotel o camping barato, o en alguna casa donde seamos bienvenidos, apareció la buena noticia de nuestro amigo Ricardo Herscovich (nuestro padrino motero) quien nos contaba un poco su experiencia aquí en Cochabamba ya que el también está viajando por el continente americano, diciéndonos que él había estado en la casa de Raúl otro motociclista el cual lo había recibido de maravillas.
Como generalmente si nos hospedamos en la casa de alguien lo hacemos en lo de algún conocido con el cual hayamos tenido un previo contacto, o sea, alguien que ya sepa de nosotros y de nuestro viaje. Pero esta vez iba a ser distinto, Richard directamente se comunicó con Raúl y este no dudo en darnos una mano recibiéndonos en su casa, con mucha vergüenza lo llamamos y en la tarde nos fue a buscar al taller de Ronald, otra persona que conocimos aquí y que muy amablemente se ofreció a cambiarnos el aceite de la moto, el cual, a su vez nos lo había regalado Sergio otro mecánico amigo de el a quien también conocimos en la reunión de Águilas Legendarias.
En lo de Raúl nos quedamos el resto de nuestra estadía, compartiendo muy buenos momentos junto a él y su esposa Janet, la primer noche que llegamos era noche de Halloween por lo que nos fuimos con Pau a divertirnos al bar de Cesar, muy buena noche junto Yann, Ronald, otros amigos y el mismo Cesar con quienes tomamos bastante y reímos un poco más. Al volver a lo de Raúl él estaba también junto a sus amigos haciendo karaoke en su casa por lo que seguimos de joda un rato más yéndonos a dormir bastante alegres pero también muy cansados.
Sinceramente en Cochabamba conocimos demasiada gente y tuvimos demasiadas experiencias buenas, muchos amigos nuevos  con los que compartimos almuerzos, cenas, paseos y buenos momentos.
Una de estas personas es Cristian, quien nos conoció en la calle al ver nuestra patente argentina y en seguida nos vino a hablar invitándonos a almorzar, cuando entramos en confianza nos enteramos que él, junto a sus hermanos Willy y Fabricio tienen una espectacular tienda y taller de motos, así que después del almuerzo nos fuimos al taller y nos dieron una mano ajustándonos la suspensión trasera de la moto, no conformes con esto también quisieron darnos una mano mandándonos a hacer muchísimas calcos y parches para poder vender en nuestro viaje por lo que estaremos muy agradecidos con ellos ya que además de llevarnos para todos lados en Cochabamba también nos hicieron este importantísimo regalo.
Junto a Cristian también fuimos a conocer La Angostura, a pocos km de Cochabamba, es una laguna entre las montañas donde se pueden apreciar todo tipo de deportes acuáticos, realmente muy lindo lugar. Una noche nos invitó a nosotros y a Yann a su taller a comer una parrillada junto a  sus amigos motociclistas y otra noche también nos invitó a conocer la noche de Cochabamba, primero fuimos a una fiesta de música clásica y luego a una discoteca donde bailamos hasta tarde.
Cristian nos presentó a un amigo suyo que tiene taller de motos especializado en pintura, su nombre es Nando y desde un primer momento quiso buscar de qué forma ayudarnos, la verdad que no se nos ocurría con que podría hacerlo, pero ya buscando el mas mínimo detalle recordamos que antes de llegar a Oruro habíamos agarrado con la moto una piedra muy grande quedando descentrada la rueda delantera, por lo que en seguida nos pusimos a desarmar y a centrarla, al desarmar notamos que estaba bastante oxidada, suponemos que fue por la travesía en el salar así que Nando se tomó el trabajo de pintar todo el aro en su interior,  quedó realmente bien así que muy agradecidos con Nando, con quien además de arreglar la rueda una noche nos fuimos a comer una pizza buenísima, él es un gran viajero también así que charlamos muchísimo sobre viajes aprendiendo mucho de él.
Otra persona que conocimos en Cochabamba fue a Marcelo, amigo de Raúl el cual también se sumó a ayudarnos, él nos hizo el gran favor de cambiarnos la campera de moto que estaba usando Pau hacia muy poco, la cual le quedaba un poco grande, así que gracias a él de ahora en más Pau viajara muchísimo más cómoda y segura.
Otra de las tantas historias y curiosidades de Cochabamba es la que nos pasó un mediodía paseando en moto, parados en un semáforo se nos acercó José quien también vio nuestra patente argentina y nos vino a hablar,  el argentino también pero hace 14 años que vive aquí en Cocha, también motociclista. Hablamos solo unos minutos y nos invitó a que vayamos al otro día a cenar a su casa junto a su esposa Marisa. Así que muy contentos al otro día nos fuimos hasta su casa en donde nos sorprendieron con una cena bien Argentina, ñoquis y fernet, un lujo. Nos divertimos mucho haciendo así 2 nuevos amigos en esta ciudad, parece mentira pero ya perdimos la cuenta de la gente que fuimos conociendo día a día.
También conocimos a Fredy amigo de Raúl y también de Richard, quien nos invitó a almorzar junto a su familia a un lugar donde sirven un plato llamado “planchitas”, el cual contiene de todo, carne, chorizo, salchichas, ensalada, huevo frito, mandioca y alguna cosita más.
Junto a Raúl y Janet fuimos a pasear a una feria llamada Alasitas, en la cual venden miniaturas de todo tipo de cosas, ya habíamos visitado una igual en Santa Cruz de La Sierra, pero valió la pena ir de vuelta.
Otra noche en el bar de Cesar conocimos a Roberto, un boliviano de los más viajeros del país quien entre copas nos convenció de quedarnos más días de lo planeado para ir a un encuentro de motos que se realizaría en Buena Vista a unos 350 km de  Cochabamba, además de participar en un evento, lo bueno es que haríamos una ruta que de otra forma nos hubiese quedado pendiente.
Así que ya decididos a ir, comenzamos a prepararnos para ese día, iríamos acompañados por Raúl, Ronald y su cuñado David. Mucha gente de Cochabamba iría al evento ya que es bastante grande e importante al igual que gente de La Paz, Sucre, Oruro y por supuesto la gran cantidad de amigos que habíamos hecho al comienzo de esta travesía por Bolivia en Santa Cruz de La Sierra.
Nos levantamos un viernes bien temprano para ir al evento, a eso de las 7 am ya estábamos la Ruta 4 junto a Raúl y más adelante nos alcanzaron Ronald y David, el camino al principio bien sinuoso, al ir subiendo íbamos adentrándonos en las nubes haciéndose una especie de neblina la cual nos mojaba bastante y hacia que la visibilidad sea muy escasa. Una vez pasada esas nubes el camino comienza a bajar entrando así en el trópico boliviano, viéndose claramente el cambio en el paisaje y también en la temperatura la cual iba subiendo km a km, a mitad de camino paramos a almorzar en Villa Tunari una sopa de pescado la cual estaba riquísima pero me provoco muchísimo sueño por lo que unos km más adelante tuve que parar a descansar perdiéndonos del pelotón que se fueron más adelante. Al rato seguimos y al llegar a un peaje nos estaban esperando sentados y muy tranquilos, ya solo quedaba una hora para llegar a Buena Vista.
Al llegar, muy impresionados con lo pintoresco del pueblo nos fuimos hasta el hotel donde se realizaría el evento, no hicimos más que llegar y nos encontramos con todos los de Santa Cruz, Franccesco, Manuel, Leo, José Luis, Murdock  y seguramente nos estaremos olvidando de alguno a la hora de escribir, la cuestión es que nos puso muy felices poder volver a verlos, cuando nos fuimos de Santa Cruz no imaginamos que sería tan pronto el reencuentro. También allí conocimos gente de todas partes que al saber que veníamos viajando desde Argentina y con pretensiones de recorrer todo el continente se entusiasmaban demasiado, provocándonos una felicidad enorme.
Al rato de haber llegado nos pusimos a averiguar a donde dormiríamos, nosotros vamos con nuestra carpa para todos lados por lo que le preguntamos al dueño o encargado del hotel a ver si nos daba un espacio para armar campamento, para nuestra sorpresa, el prefirió darnos una habitación totalmente gratis la cual no podría ocuparla porque la usaban como depósito, pero para nosotros fue como si nos hubiese dado una suite, bajamos todas nuestras cosas y al entrar a la habitación teníamos hasta un colchón increíblemente cómodo, y nosotros creímos que dormiríamos con nuestras bolsas de dormir en el piso.
Después de acomodarnos fuimos a la plaza del pueblo donde estaban todas las motos, allí nos recibieron de lujo, nos inscribimos y seguimos conociendo gente, también nos tomamos unas cuantas cervezas y comimos algo. Ya de noche volvimos al hotel y entre el viaje y las cervezas nos ganó el sueño por lo que decidimos dormirnos una siesta para después poder aguantar a la noche, habremos dormido unas 2 horitas y al despertarnos todos seguían tomando en el hotel y ya se aproximaba lo que sería el fuerte del evento, en un gran salón donde nos dieron una comida riquísima la cual acompañamos con un delicioso fernet escuchando las bandas de rock, así fue pasando la noche entre tragos y buena música y bien tarde nos fuimos a dormir.
Al otro día al despertarnos el día estaba espectacular, nos fuimos a la plaza nuevamente a ver si comíamos algo, allí nos encontramos con franco “el muerto” otro argentino que vive en Santa Cruz quien había llegado a Buena Vista ese día junto a su esposa, con ellos, Leo, Manuel y otros chicos más compartimos el almuerzo y luego nos volvimos al hotel a disfrutar de la piscina ya que el día estaba muy caluroso.
A la noche a cenar algo por ahí y más tarde nosotros a dormir, la mayoría seguramente siguieron tomando, pero al otro día había que manejar hasta Cochabamba así que lo mejor era descansar bien.
Ya domingo, unas horas antes del mediodía pegamos la vuelta a casa de Raúl, viajamos casi sin parar llegando bastante rápido a Cochabamba. Al llegar nos pusimos a actualizar un poco la página y fundamentalmente a averiguar el estado del camino de tierra a La Paz, por el cual queríamos continuar nuestro viaje, teníamos a nuestro amigo Yann, el francés que lo estaba haciendo y día a día nos pasaba información de cómo le estaba yendo. Como a él le fue bien decidimos nosotros hacerlo también así que nos fuimos  a descansar sabiendo que en unos días continuaríamos viaje, había que preparar la moto y sobre todo ordenar todas nuestras cosas que después de 3 semanas teníamos un desorden demasiado grande.

Al otro día ya nos pusimos a pleno con los preparativos, Pau lavando la ropa y armando el bolso, yo cargándonos a tope de combustible, consiguiendo bidón extra y también lubricando bien la cadena, la moto ya estaba casi lista solo quedaba armar las valijas y atar el bolso y la carpa. Pensábamos salir el martes pero al final decidimos descansar un poco más ya que el camino seguramente nos llevaría al menos 2 o 3 días, decidiendo así salir el miércoles por la mañana y ver hasta donde llegábamos.

CAPÍTULO 14 (Potosí- Cochabamba)

22 De Octubre: nos levantamos bien temprano en el hotel de Potosí y junto a Yann y Efraín nos fuimos a buscar las motos para prepararnos para ir hasta Uyuni. En un rato ya teníamos todo listo, nos separaban menos de 300 km de asfalto a nuestro destino, viajamos juntos a un ritmo muy tranquilo llegando entre montañas y cerros que ya se veían nevados al pueblo de Uyuni, nos instalamos en el hotel más barato que encontramos ya que la idea era poder descansar bien y al otro día salir hacia el salar donde pasaríamos la noche todo juntos.
Así que una vez acomodados en el hotel, fuimos a comprar unas cositas para llevarnos al otro día al salar y también a caminar por el pueblo conociendo un poco y dándonos cuenta de la gran convocatoria de viajeros extranjeros.
Luego del paseo, una simple ensalada, algún café y a dormir temprano.
23 de Octubre: se notó que estábamos cansados ya que nos tuvieron que venir a golpear la puerta para que dejemos la habitación y también para que nos pongamos a armar la moto ya que los chicos estaban casi listos.
Nos levantamos medio apurados y en un rato ya teníamos la moto preparada para el salar, antes de irnos fuimos las 3 motos a fumigarlas con gas-oil (diésel) por unos 10 Bs, esto ayuda a que la sal no se pegue tanto en las partes críticas de la moto dentro del salar. Menos mal que lo hicimos ya que al llegar al salar los primeros metros hubo que meter las motos al agua salada, que lastima que nos daba la falcon, pero como decimos nosotros, con ella a todos lados.
Después de pasar la parte mojada el salar comenzó a ponerse bueno, seco y totalmente blanco, íbamos las 3 motos una al lado de otra a unos 70, 80 km/h sin ningún problema, el paisaje realmente único. Algunos nos habían asustado un poco con respecto a las condiciones del salar, a que era fácil perderse y demás consejos no tan buenos para un aventurero. Con respecto a esto les cuento que con cualquier GPS básico, uno traza la ruta por donde va andando, además siempre sabiendo a donde se está dirigiendo y ayudándose por algún mapa como para situarse mejor. El salar es muy concurrido por motos y sobre todo por camionetas las cuales están dispuestas siempre a dar una mano, o a sacarte de alguna duda. Hay muchos caminos, de los cuales aprendimos que los llevan dirección similar van hacia el mismo lado, de esta manera entramos mas de 100 km al salar pasando por la isla Inkawasi, demasiado turística para nuestro gusto y luego seguimos hacia la isla del Pescado la cual era mucho más linda que la otra y totalmente desierta, allí decidimos acampar.
Buscamos refugio en unas piedras por el “frio que iba a hacer más tarde”, nos acomodamos bárbaro pudiendo llegar tranquilos a ver el atardecer, hacer fotos en perspectiva y demás cosas que el salar permite disfrutar, uno se siente realmente pequeño en ese lugar.
Entre risas y emociones por estar en este lugar mágico, se fue el sol y llegaron las estrellas, la cantidad más numerosa que vimos en toda nuestra vida, ya de noche nos empezamos a dar cuenta que el frio no era tan extremos como nos habían dicho, por ejemplo Yann anduvo en ojotas hasta la hora de irse a dormir.
Conseguimos un poco de leña de cactus para hacer un fueguito y cocinarnos algo y luego seguimos disfrutando del cielo, más tarde a la carpa a descansar.
24 de Octubre: nos levantamos temprano y con Pau nos fuimos a subir lo más alto que pudimos a la Isla del Pescado donde estábamos, subimos por un par de horas y pudimos apreciar el salar desde lo alto, un paisaje realmente único con el volcán Tunupa de fondo con su pico nevado.
Luego junto a Yann nos pusimos a armar la moto para volver hasta el pueblo de Uyuni donde nos esperaba Epifanía, la tía de Edgar, un amigo que hicimos en Santa Cruz. Efraín y Bela decidieron quedarse una noche más en el salar, nosotros en un rato ya teníamos todo listo y junto a nuestro amigo francés seguimos viaje junto, en tres horas ya estábamos nuevamente en el pueblo de Uyuni, conociendo a esta señora que nos brindó un lugar para nuestra carpa, por una noche, para seguir viaje al otro día. Otra persona hermosa que el camino nos da la posibilidad de conocer, tomamos él te junto a ella y charlamos bastante, allí lavamos las motos después de la odisea en el salar y más tarde salimos caminando al centro a buscar algo barato para comer.
Después de cenar nos volvimos a la casa donde ya teníamos armada la carpa para poder descansar para el viaje del día siguiente.
25 de Octubre: Nos levantamos temprano, desayunamos y antes de salir fuimos a comprar unas cositas para llevar al viaje por las dudas de que tengamos que dormir en cualquier lado, también pasamos por internet a subir las espectaculares fotos del salar y luego salimos con destino Challapata, a unos 200 km por ripio de donde estábamos, nos dijeron que era muy difícil pero por suerte no fue así, solo algunos tamos con algunos arenales y otros tramos en construcción con desvíos pero por suerte en su mayoría bastante transitable, nuevamente viajamos junto a Yann con quien llegamos juntos hasta el pueblo de Huari, donde ya estábamos cansados. Nosotros nos fuimos a buscar un lugar para la carpa cosa que rápidamente conseguimos al costado de una cancha de futbol, pero Yann fue a buscarse un hotel que no consiguió en el pueblo por lo que siguió a Challapata.
Ya era la tardecita por lo que armamos la carpa con luz del día y solo picamos unos panes con queso para irnos a dormir a eso de las 8, veníamos cansados y sin bañarnos hacia unos días, a dormir como bebes hasta el otro día.
26 de Octubre: nos levantamos temprano y después de desayunar unas cuantas frutas nos pusimos a alistar la moto para la continuación del viaje. En un rato ya estábamos en la ruta, primero fuimos hasta Challapata a buscar a Yann que había dormido allí, luego seguimos juntos por asfalto hasta Oruro. Al mediodía ya estábamos allá, nos esperaba Gustavo con quien veníamos hablando hace tiempo, Yann siguió hasta Cochabamba donde lo esperaban también.
Llegamos a la puerta de Gustavo y nos recibió su padre tratándonos de maravillas, mientras llamaba a Gustavo para avisarle que habíamos llegado. En unos minutos él ya estaba con nosotros invitándonos a comer un plato típico de la zona, el charquicán, el cual consiste en carne de llama, huevos duros con su cascara, papas hervidas con su cascara y mote, todo esto se come con la mano, ESPECTACULAR.
Luego volvimos a la casa a buscar la moto nuestra y la Jawa de Gustavo quien nos llevó en un city tour por Oruro, fuimos a la Iglesia, a la mina de socavón debajo de la iglesia, a la virgen en la cima del cerro y a un museo, conocimos así mucho de Oruro y de su historia, además de poder conocer a Gustavo que demostró ser un gran amigo y sobre todo compañero.
Luego volvimos a la casa donde nos íbamos a quedar, una casa en construcción en la cual nos brindaron una habitación cerrada donde armamos nuestra carpa adentro para estar bien cómodos y calentitos, realmente muy cómodos estuvimos en Oruro donde nos quedamos tres noches conociendo día a día un poco más a Gustavo, a sus padres, yendo a comer por ahí y caminando siempre como nos gusta las calles de las ciudades en este caso de Oruro. Así pasaron estas tres noches muy divertidas y acompañadas en esta hermosa ciudad, ya tendremos que volver otra vez apuntándole a los carnavales que nos dijeron que es algo realmente único.
29 de Octubre: nos levantamos temprano y mientras desayunamos, desarmamos campamento y atamos todo a nuestra moto se nos hicieron como las 11 de la mañana, fuimos hasta lo de Gustavo a dejarle sus llaves y así poder despedirnos de él y de sus padres, muy emotiva esta despedida ya que fue muy lindo poder conocer a esta gente tan buena, esta gente que hace uno los extrañe al dejar la ciudad.
Emocionados salimos a la ruta, estábamos a 200 km de Cochabamba por asfalto, el camino comenzó subiendo hasta los 4500 m.s.n.m para luego bajar a los 2500 m.s.n.m que está situada Cochabamba. Allí nos esperaba Cesar y Las Águilas Legendarias, un grupo mayormente conformado por Jawas antiguas.
Al llegar conocimos a Augusto, quien nos dio hospedaje por noches en su casa, con él nos fuimos a comer algo al centro de Cochabamba donde nos encontramos con Cesar quien nos invitó a cenar a su bar por la noche, así que allá fuimos, Augusto nos dejó en el bar, aun no habíamos ni descargado la moto pero allí estábamos, comiendo un Pique Macho, comida típica de la zona acompañado de una fresca cerveza. Más tarde nuevamente Augusto nos pasó a buscar para ir a la reunión de las Águilas donde nos presentarían, allí la pasamos realmente bien conociendo a muchos integrantes del grupo, tuvimos la suerte de conocer a Ronald y a Sergio quienes nos brindaron aceite para la moto y hasta se ofrecieron para cambiarlo ellos mismos.
Después de la reunión salimos en caravana las motos para regresar al bar donde habíamos estado antes, allí nos sentamos en una mesa larga a seguir divirtiéndonos y conociéndonos también, nos reímos mucho todo juntos. Las horas fueron pasando y llego la hora de cierre del bar al igual que nuestros ojos que ya no daban más, habíamos arrancado a la mañana temprano en Oruro y seguíamos de madrugada de joda. Así que de común acuerdo con Augusto decidimos ir a su casa a dormir.
Llegamos y sin bajar nada de la moto nos acostamos en un colchón, estábamos fusilados.