En el camino
hacia Quito nos tocó bastante lluvia, como no andábamos apurados paramos en una
estación de servicio (gasolinera) a tomar unos mates, comer galletitas y
esperar el mejor momento para arrancar, parecía que la lluvia quería parar.
Cuando ya
estábamos preparándonos para salir apareció una moto, era David de Soul Bikers
Santo Domingo que también iba hacia Quito ya que iba a vender su moto, de esta
manera hicimos el último tramo acompañados llegando a quito a media tarde.
Preguntando
a la gente llegamos hasta la casa de Edwin, al arrivar nos pusimos a charlar un
poco y nos invitó una buena sopa calentita.
Más tarde
nos fuimos a la habitación donde dormiríamos, allí Edwin tenía su computadora
por lo que nos quedamos un buen rato charlado con él y actualizando un poco la página
de viaje ya que teníamos internet. Ya más tarde a dormir y al día siguiente nos
preparamos para continuar, decidimos seguir viaje porque de todas maneras por
Quito volveríamos a pasar, además como saben nos gusta más la naturaleza que
las ciudades.
Así fue que salimos
rumbo al oriente, nosotros nos fuimos bien desabrigados creyendo que desde
Quito que está bien alto comenzaríamos a bajar, pero nuestro cálculo no resultó
ser el mejor, ya que la ruta fue subiendo durante largo tiempo haciendo que
suframos un poco el frío, lo aguantamos porque no teníamos ganas de ponernos a
desatar el equipaje. Por suerte después de una horita ya el camino comenzó a
descender.
Sinceramente
no sabíamos ni a donde iríamos esa noche, solo teníamos rumbo hacia el noreste
del país y tampoco teníamos contactos que nos esperaran por lo que seguramente
íbamos a buscar camping o un hostal barato cuando llegue la tardecita.
Pero como
siempre en este viaje todo cambia, a media tarde recibimos una llamada de
Renato de la ciudad de Puyo, también en el oriente pero un poco más al Sur,
quien nos preguntaba cuando llegaríamos por su ciudad y además quería saber
hasta dónde llegaríamos ese día.
Nosotros
como darle una referencia le nombramos una ciudad llamada Nueva Loja (Lago
Agrio) la cual en nuestro mapa se veía un poquito más grande, por lo que
seguramente ahí podríamos encontrar más variedad de hospedaje/camping y también
de precios.
Al decirle
esto a Renato nos dice que el tenía un amigo allí en Nueva Loja y que iba a
llamarlo.
Nosotros
mientras tanto estábamos como siempre, sentados tomando mate al costado de la
ruta observando el atardecer, cuando sonó nuevamente el teléfono, era Renato para
avisarnos que nos recibiría su amigo en esa ciudad.
Ya un poco más
tranquilos y también contentos por la solidaridad brindada día a día por el motociclismo
continuamos ruta, nos faltarían unos 50 km o quizás menos. Al poco tiempo de
salir recibimos una nueva llamada, esta vez era Freddy de Nueva Loja
(presidente del club Águilas de la provincia de Sucumbíos), el seria nuestro
anfitrión por 2 noches.
Al llegar a
la ciudad paramos en una rotonda y lo llamamos y en menos de 5 minutos ya
estaba ahí con nosotros, nos vinieron a recibir Freddy, su sobrino Víctor y su
señora Lety.
De ahí y a
modo de agasajarnos Víctor, nos invitó a
su casa donde charlamos un buen rato y comimos un plato de comida a pesar de
que Freddy comentó que su señora ya estaba preparando la merienda en su casa
también. Aquí en Ecuador la merienda vendría a ser la cena de Argentina pero un
poco más temprano.
Ya después
de comer algo en lo Víctor, llegó David, el hijo mayor de Fredy quien es
motociclista al igual que su padre.
Ya de ahí
salimos hacia la casa de Fredy donde al llegar conocimos a su esposa Mercy y sus otros hijos, Evelin,
Joel y Andresito de menos de un año de edad.
Esta familia
nos dejó muy sorprendidos, primero que nada por habernos recibido sin
conocernos, porque Renato los llamó pero él, a su vez, tampoco nos conocía personalmente
aun, es muy lindo saber que la gente confía en uno y a la vez disfruta de poder
estar con nosotros ya sea charlando, paseando, comiendo o lo que sea.
Pero también
nos dejó sorprendidos por su forma de ser tan cálida, nos sentimos
verdaderamente en familia, como si ya hubiésemos pasado más tiempo junto a
ellos, son esa clase personas que a uno le dan ganas de darle un a brazo a cada
rato, demasiado buena gente . Nos hicieron disfrutar mucho de esa hermosa
familia que tienen y también nos llevaron a pasear, al día siguiente de llegar
fuimos a almorzar con Víctor y de ahí nos fuimos a una laguna en el Parque
Perla, otro lugar hermoso que este viaje nos da la posibilidad de conocer.
Al llegar,
ya estábamos deslumbrados por la naturaleza que nos rodeaba, muchísimos árboles,
una laguna gigante, senderos, aves y también monos. Pero también íbamos a vivir
una experiencia nueva, hacer Canopy. Este es un deporte “extremo” (para mí no
tanto) el cual consiste en cruzar esta laguna por un cable de acero que se
encuentra a bastante altura (no se calcular la altura y no quiero mentir). Alli
se sube por una escalera bastante alto, previamente instalado un arnés que te agarra
de espalda, brazos y piernas, y también debo reconocer que te aprieta bastante
las tarlipes. Al llegar arriba una
persona te engancha a ese cable con un gancho bien seguro el cual tiene una
roldana, quedando colgado de la espalda con los pies extendidos, como en
posición de vuelo.
Así fue que
David se largó primero para que lo veamos y atrás fue Pau así podía sacarle
unas fotos y no la dejábamos ahí sola para lo último, a la flaca le movieron el
cable para darle más adrenalina al asunto, la hizo asustar un poco pero le
gustó.
Yo quise
hacerlo un poco más extremo y me tire con la cámara en mano filmando un video, pero a mí no me movieron el cable aunque me
hubiese gustado que lo hagan jeje.
Al llegar
del otro lado también estaba Fredy que había estado filmándonos mientras
cruzábamos, ya después de esta divertidísima actividad cruzamos nuevamente la
laguna pero en canoa.
Al llegar
del otro lado nos quedamos jugando con el mono Martin, un mono igual a los
cientos que andan dando vuelta, pero a diferencia de los demás, este era súper
sociable. Era imposible que no se te tire encima, quiera sacarte algo, morderte
o jugar, para nosotros fue buenísimo, nos pasmaos un buen rato sacándole fotos,
filmándolo y apreciando con detalles su cuerpo, la primera vez que podíamos
estar con un mono tan de cerca, increíble poder tocar sus manos, ver las
expresiones en sus ojos y hasta los movimientos, son mini personitas, realmente
espectacular.
Ya después
salimos a caminar por un sendero, el cual iba por el medio de la selva y estaba
todo embarrado, estuvo muy bueno también, y así fue que pasamos una linda tarde
en familia.
Ya al día
siguiente decidimos partir, nos levantamos, tomamos unos mates, mientras Freddy
diseñaba un adhesivo para pegarle a nuestro termo, el cual tenía el nombre de nuestra
página de Facebook y también las iniciales de él y su señora. Además de esto,
antes de que nos vayamos, se apareció con un calentador eléctrico para nuestro
termo, increíble esta gente y eso que sólo estuvimos menos de 2 días.
Luego, nos despedimos de Mercy y salimos junto a Fredy a saludar a su sobrino Víctor y También a su hijo David, ambos estaban trabajando.
Luego, nos despedimos de Mercy y salimos junto a Fredy a saludar a su sobrino Víctor y También a su hijo David, ambos estaban trabajando.
Saludamos,
nos abrazamos y también nos emocionamos un poco, sinceramente era inevitable.
Después de tan linda despedida salimos a la ruta y nos fuimos a la laguna de
Limoncocha que nos la habían recomendado.
Este lugar
es una Reserva y se encuentra a una hora al sur de Nueva Loja, todo por camino asfaltado
como el 95 % de los caminos acá en Ecuador.
Al llegar
descubrimos un lugar realmente hermoso, pero para nuestro estilo de viaje
también muy caro. La laguna cuenta solo con un muelle donde uno puede acceder
gratis no pudiendo apreciar el verdadero encanto de este lugar que son la
variedad de animales que lo habitan. Para poder verlos hay que pagar unas
canoas que son costosas, seguramente lo valen pero nosotros no podíamos darnos
ese lujo, tampoco había donde dormir ya que no nos dejaban acampar y si lo
hacíamos deberíamos cruzar la laguna para ir del otro lado donde vivía un
señor, pero teníamos que pagar la canoa que nos cruce, dejar la moto del otro
lado y además pagar bastante por dormir en la carpa. De esta manera decidimos
continuar viaje, andábamos medio preocupados porque nuestra cámara poco a poco
iba dejando de funcionar, no hacia foco, y a pesar de cargar a batería muchas
veces nos decía como que estaba descargada, otras funcionaba como para dejarnos
sacar alguna foto. Así fue que el resto del día y los días siguientes solo
intentamos y rezábamos poder sacar alguna foto cuando el paisaje era
espectacular. No es lo más lindo este método pero peor hubiese sido que no
funcione por nada, así por lo menos nos dio tiempo a poder solucionarlo,
sacando una foto de vez en cuando.
Saliendo de
la laguna nos dirigimos a La Joya de los Sachas y luego llegamos a Fco. De
Orellana (el coca), allí paramos a cargar gasolina, serían las 4 de la tarde
(acá a las 6 es de noche), y un camionero mientras esperamos para cargar se nos
puso a charlar, él era de esta ciudad por lo que conocía bastante los
alrededores. Nosotros aprovechamos a preguntarle de todo: que conocer, donde
acampar, distancias, tiempos, y alguna cosita más seguramente. Muy amablemente
nos ayudó y nos guió para que lleguemos a una reserva antes de un pueblo llamado Loreto.
Con las
indicaciones de este buen hombre llegamos en 40 minutos a esta reserva donde no
encontramos a nadie, caminamos por un
sendero, hasta nos metimos en unos cuartos que parecían oficinas o recepciones
y nadie aparecía, ya estábamos por armar carpa cuando se me dió por irme a
caminar por un lugar q aun no habíamos ido, ya estaba anocheciendo y no
podíamos perder demasiado tiempo porque la única luz que teníamos era la de una
linterna.
Al irme
caminando llegue a un lugar donde había unas construcciones, esto era parte de
la reserva: baños, restaurante, cascadas, tinglados, parrillas, todo muy lindo.
Ahí me puse a buscar y por fin encontré gente, ya estábamos casi de noche por
lo que le explique que habíamos llegado hacia un rato pero no habíamos encontrado
a nadie y que ya era medio tarde para continuar viaje, por suerte esta gente no
tuvo ningún problema en que acampemos.
Solo tuvimos
que pagar a entrada a la reserva q eran 2 dls por persona, pero con esto tuvimos
acceso a los baños, electricidad y además dormimos por primera vez en hamacas
paraguayas. Armamos la carpa debajo de un techo pero el clima esta estaba
realmente agradable, por eso nos tiramos en la hamaca y sin cenar nos fuimos a
dormir, solo tomamos unos mates con galletitas.
Al día siguiente
me levante bien temprano, Pau seguía durmiendo, así que me prepare el mate y me
fui a ver la cascada disfrutando de unos buenos amargos acompañado solamente
del ruido que hacia el agua al caer, quise sacar fotos pero la cámara ya andaba
menos que el día anterior a pesar de haberla dejado cargando. Como lo de las
fotos no funcionó, decidí ir a meterme al agua, la cual era bastante fría, pero
el clima estaba lindo por lo que estuvo muy bueno. Después ya apareció Pau,
seguimos tomando mates y nos fuimos nuevamente a caminar por donde habíamos
caminado el día anterior anocheciendo. De día fue muchísimo más lindo, pudiendo
apreciar muchas plantas, árboles gigantes y también aves con gran variedad de
sonidos.
Al mediodía
nos hicimos un arroz con atún ya que teníamos todo la noche anterior pero por
vagos no lo habíamos querido cocinar. Este día, y como no conseguimos en
ninguna parte de Ecuador gas butano para nuestro mechero, improvisamos con una
lata de cerveza una cocina la cual hicimos funcionar con alcohol. No mencioné
antes que toda rama que había por el piso estaba empapada, no pudiendo hacer un
fuego ni por casualidad, pero el hambre generó esta idea y por suerte salió muy
bien.
Después de
almorzar nos pusimos a preparar la moto para continuar viaje pero empezó de
repente a diluviar, y este diluvio duró horas. Con esta linda lluvia que estaba
cayendo no íbamos a salir a la ruta ,
decidiendo así dormir la siesta en las hamacas. Estábamos relajadísimos hasta
que llego bastante gente y muy oportunamente, siendo el lugar inmenso, se
pusieron justo al lado nuestro, bien bien cerca. Intentamos seguir durmiendo
pero no hubo forma así que nos fuimos a preparar el mate y hablando con el
hombre del restaurante mientas calentábamos el agua nos preguntó si no queríamos comer algo que tenía cosas
baratas. Nosotros nos miramos como diciendo, que será barato para este hombre??
Pero efectivamente era cierto, nos hizo un plato sencillo con huevo, arroz y
creo que hasta un poquito de carne por 1 dólar cada uno. Ya después de esto con
la panza llena, y el corazón contento, salimos a la ruta, hasta la lluvia había
parado para que continuemos viaje.